Barrio y escuela
Hay factores que nos marcan o contribuyen a
conformarnos como individuos y personas, entre estos están la ciudad y la
educación, en palabras más cercanas, nuestro barrio y la escuela o colegio, que
nos acompañan en nuestro diario vivir durante mucho tiempo. Temas que por lo
demás, durante el último medio siglo en nuestro país han estado en discusión
permanente de la sociedad, tanto por su forma de organizarse como en la manera
en que interactúan para entregar mejores servicios.
Además en ambos aspectos se entretejen
relaciones e influencias del Estado, con las profesiones, organizaciones
asociadas y las personas como beneficiarios finales, ya sea por lo que hace o
ha dejado de hacer, en torno al aseguramiento de la calidad de la provisión de
determinados servicios, como también por su falta de modernización, donde
muchas veces la empresa privada lo ha sobrepasado con creces.
En materia de ciudad y desarrollo urbano,
el crecimiento de las grandes urbes, ha dejado atrás el concepto del antiguo,
diverso y rico barrio, aquel que acogía a distintos estratos socioeconómicos
con sus almacenes, escuela, parroquia, el viejo y recordado Cine, todo esto
unido por las calles con identidad que permitían jugar a los niños, al alto, al
pillarse o una gran pichanga. Que tiempos aquellos. El prestigiado arquitecto
nacional Fernando Castillo Velasco, recientemente fallecido, en un articulo describía
lo que a su juicio ha ido ocurriendo con nuestras ciudades cuando crecen,
“desgraciadamente en aras de la rentabilidad postergan o dejan definitivamente
de lado los restantes equipamientos que toda ciudad debe contener provocando un
desequilibrio entre la cantidad de habitantes y los servicios que debiera
entregar en forma equitativa a toda su población.” Al explorar
responsabilidades, es lapidario con el estado actual de su profesión: “ser
arquitecto hoy esta reducido a una mínima expresión. Es un dibujante de una
empresa constructora que le manda a hacer las cosas y no lo deja pensar, soñar
ni interpretar.” Según Castillo Velasco en la sociedad lo que impera, “son solo
iniciativas individuales y los arquitectos no miran para el lado a ver donde
van a parar su obra”, donde “una casa no puede ser una casa puesta sola en el
suelo, una casa tiene que ser y estar en relación con todo lo que acontece
alrededor.”
Por su parte, el conflicto ya permanente
que experimenta el país educativo, demuestra una vez más la importancia que la
sociedad nacional le atribuye al tema de la enseñanza, si se les olvido a los
políticos por décadas, esta vez son los jóvenes los que los que lo pusieron en
la palestra. Ayer lo fue la ENU en tiempos de la UP y ahora le toca al lucro.
Sin embargo, se hace necesario separar la paja del trigo y dejar el ruido
mediático a un lado, ya es hora de hablar de calidad y urgencia en la
educación. Hasta el momento nadie o muy pocos se han estado preocupando de los
graves problemas de las escuelas y el porque funciona mal el proceso de
aprendizaje en el aula. Mientras se sigue discutiendo y negociando los grandes
acuerdos, hay miles de niños que no aprenden a leer en primero básico y que
cuando llegan 4º de enseñanza media, en muchas comunas del país, ni siquiera
acceden a la educación superior, porque no les da el puntaje. Era que no, si en
algunos casos se pasaron casi toda la educación básica tratando de aprender a
leer, producto de un sistema que menosprecio la formación normalista y que se
fue alejando cada vez más del aula. Donde realmente ocurre el proceso de
aprendizaje, no en las oficinas ni en la burocracia del Mineduc capitalino.
El Libertador de Rancagua