viernes, septiembre 06, 2013

Política, Marketing y Mercado

Recientemente al leer un articulo sobre el libro de Christian Salmon, que trata sobre el canibalismo político en la escena política, en un matutino nacional, uno no puede más que coincidir con el autor, cuando expresa que en la actualidad, "como la imagen es todo, una buena estrategia de marketing y comunicación puede sustituir, valga la contradicción, a una política desprendida de todo sentido público. El problema es que, tal como ocurre con la espuma del mar, el político que se afirma en su propia performance mediática termina diluido y borrado por las olas." Así de grave es lo que nos ha estado y nos seguirá ocurriendo.

Mas adelante agrega, "entre el desenfreno de la sobreexposición mediática, el trampolín o caída libre de las encuestas y el péndulo inasible de los trending tópics en las redes sociales, poco importa si los políticos defienden un proyecto coherente con los grandes temas que discute la sociedad." Ahora, los tiempos de la deliberación democrática han cedido su lugar a la inmediatez de los medios de comunicación y a las polémicas artificiales que inflaman las redes sociales.

Hoy en día para el político actual, "lo verdaderamente importante es el grado de viralización de su imagen, su performance, o el arte de sustituir el discurso por la acción política. Esto produce una especie de tele-realidad del poder, donde el político se presenta cada vez menos como un líder con quien coincidir o confrontar ideas y cada vez más como una cosa a consumir: un mero artefacto sacado de algún personaje de serie o juego de televisión." Suena terrorífico, pero lamentablemente es así y más encima, esto se agrava cuando se constata, que como sociedad no hemos sido capaces de generar los contrapesos frente a un mercado "endiosado" o en extremo sobrevalorado en su capacidad de poder resolver distintos temas, donde muchas veces este no tiene nada que hacer.

La visión de que el mercado lo resuelve todo, nos ha hecho mucho mal. Esta visión si se la mira fríamente, es la del cómodo y de aquel que le saca la vuelta al trabajo. Hoy todo el mundo sabe que hay aspectos y temas que el mercado no resuelve y muy por el contrario, estos corresponden o dependen de instrumentos de la alta política de Estado y de la función a cargo del desarrollo de un país o nación, que se precie como tal. No son temas sencillos, pero si requieren de espacios donde las sociedades se puedan juntar a trabajar transversalmente y así poder generar consensos, no sólo para las elecciones, sino para pensar sistemática y continuamente el desarrollo con una visión de largo plazo. Por el contrario, dejar estos temas al Mercado o a la inmediatez que generalmente carece de reflexión, es sencillamente dejarlos en manos de nadie, en dos palabras, es no hacer la pega.


Para que un país se pueda desarrollar armónica y equilibradamente, el Estado y el Mercado, necesariamente se deben complementar e interactuar y cada vez más. En un mundo globalizado y acelerado como el actual, esa es la receta que con mayor seguridad puede conducir al éxito. Por llamarlo de la forma acostumbrada, así debiera ser "nuestro modelo". El que vayamos consensuando sistemáticamente como sociedad. No más esa visión dicotómica que ha imperado en buena parte del siglo XX como lo expresara recientemente el investigador de Cieplan Patricio Meller.

La Prensa Austral de Punta Arenas
El Libertador de Rancagua (31 ago 2013)