viernes, abril 24, 2015

Una política nueva

Los casos conocidos de la enredosa relación entre el dinero, las empresas y los actores políticos sacados a la palestra por la justicia, así como el actuar ético de los políticos responsables, tras el conocimiento público que se ha ido adquiriendo por parte de la ciudadanía, tienen al país asqueado. En esto, hay que agradecer que la nación y su gente estén relativamente sanos y no hayan perdido su capacidad de asombro, indignándose y reaccionando públicamente, cada vez que se desnudan estos casos de corrupción y, castigándolos a través de los medios y redes sociales. Estas últimas sin duda han resultado la herramienta más eficaz que la sociedad tiene para enfrentar y desenmascarar las malas conductas, junto con algunos medios electrónicos y periodistas que se han destacado por no tener pelos en la lengua ni un patrón a quien subordinarse. Son los guardianes ciudadanos que le prestan legitimidad al Ministerio Público y los que cautelan que no se produzcan arreglines ni acuerdos truchos que puedan meter la tierra bajo de la alfombra

La gran duda es saber que tan madura es nuestra democracia, para resistir y superar un embate tan generalizado como lo es la situación que estamos enfrentando. ¿Estarán nuestros políticos y el sistema institucional a la altura, como cuando Nixxon renunció en Estados Unidos a la presidencia después del famoso escándalo de Watergate? ¿Saldra todo a la luz pública?

El momento por el que atraviesa el país político y su relación con el dinero empresarial, sin duda es una prueba muy difícil que desafía en un ámbito clave a nuestra democracia.

Que tan independiente será nuestra justicia. ¿Se atreverán los fiscales a subir al banquillo de los acusados, a todos los políticos involucrados, sin importar su rango y procedencia política? Serán capaces estos mismos funcionarios, de despersonalizar la labor y evitar el excesivo protagonismo que asumen algunos con los medios como atizadores del escarnio público. ¿Triunfará la institucionalidad por sobre el tironeo de los personalismos y los persecutores públicos sabrán lidiar con los medios, evitando el abuso desmedido de su efecto?  Muchas preguntas que desafían a nuestras instituciones, habrá que ver si estas funcionan como debieran, de modo que no sean utilizadas por quienes deseen cubrirse ante las irregularidades en las que son sorprendidos.

Los países que son menos corruptos, no lo son porque no tengan corrupción, sino por la forma en que se caracterizan para enfrentarla y combatirla. Y además, porque en su evolución van aprendiendo de sus errores y mejorando su institucionalidad. Este es el desafío mayor que enfrenta Chile en esta crucial etapa de su vida democrática, hacer la pega de limpiar a fondo el sistema, jubilar a los que se tengan que retirar y convocar a un nuevo grupo de líderes, libres de polvo y paja para que en materia de institucionalidad política y su financiamiento, reparen lo que haya que reparar e implementen lo que el país necesita. Es hora de que surjan liderazgos que el país reclama por años, puede no ser la hora de los valientes, pero sin duda es la hora de los decentes. En la construcción de una política nueva y sana, se les pide dar un paso al frente.


El Centro de Talca
La Prensa Austral de Punta Arenas (17 abr 2015)
Austral de Temuco (19 abr 2015)