martes, noviembre 18, 2003

Sin novedad

Sin novedad

Cuesta encontrar avances sobre el tema de la descentralización cuando uno aprecia las múltiples señales que ocurren en el día a día nacional. Sin ir mas lejos, durante la última semana han ocurrido dos hechos muy sintomáticos de nuestra realidad de país centralizador. El primero de ellos, ocurrió con motivo del Encuentro de la Asociación Nacional de Consejeros Regionales realizado en Viña del Mar y refleja la incoherencia de los actores políticos. La prensa local dió cuenta del evento informando que la bancada de consejeros regionales de la DC, se había reunido con el presidente nacional de ese partido, Adolfo Zaldívar, anticipandose un voto político, de no elegir a los Consejeros Regionales.

Lo curioso es que el senador Zaldivar, presidente de la DC, suscribio en la campaña del 2001 la iniciativa ciudadana “Yo voto por las regiones” del Conarede, adhiriendo a las diez “Medidas Estrategicas para el avance del Proceso de Descentralización en Chile”. La primera medida estratégica consistía en la “Elección directa de autoridades regionales del Gobierno regional”, donde él estampa su firma frente a las dos alternativas posibles demostrando que en esa oportunidad era partidario tanto de elegir a los Consejeros Regionales como tambien al Presidente del Gobierno Regional.

El otro hecho es la reciente aprobación de la ampliación del radio urbano por parte del Core metropolitano después de dos rechazos anteriores. Este hecho refleja de lo que es capaz la persistencia de las influencias político-inmobiliarias capitalinas para conseguir que prosperara una de las propuestas más polémicas del Gobierno. Así, insistiendo una y otra vez Ravinet, con las presiones y ordenes de partido, logró que sus camaradas y los gremialistas, aprobaran sin introducir amplias modificaciones, el proyecto que ya había sido rechazado.

Estos gestos y actitudes de los líderes, son los que han convertido a Chile en un país-ciudad. El pasar por encima de los ciudadanos de los distintos territorios, imponiendo medidas que benefician y enriquecen a unos pocos en desmedro de la mayoría, olvidando los compromisos políticos suscritos, además de operar con estilos y presiones autoritarias, sigue siendo la tonica. En resumen en materia de descentralización, sin novedad en el frente.

Diego J. Benavente Millán

martes, noviembre 11, 2003

Aun hay patria

Cuando los regionalistas reclaman frente al crecimiento desmesurado de Santiago, lo hacen desde las regiones y su voz se escucha muy a lo lejos. Sin embargo en esta tarea de cautelar la regulación urbana en la Región Metropolitana, conforme a las normas que se tiene, las regiones cuentan, curiosamente con varios aliados en Santiago. Uno de ellos es el abogado y dirigente ecologista Luis Mariano Rendón, quien por hacer ver los peligros de la expansión urbana y sus negociados publicamente, hace un par de días en el cerro Sta. Lucía, se llevo de vuelta un autoritario aletazo por parte del ministro Ravinet. Otro aliado, es el arquitecto Patricio Herman de la agrupación “Defendamos la Ciudad”, ambos estan permanentemente participando de las instancias que dispone la legislación ambiental para escuchar a la comunidad frente a este tema y también escribiendo en los distintos medios sobre el problema.

Otro gran aliado en esta lucha para detener el crecimiento inorgánico de la capital, aunque usted no lo crea, es la contaminación. Puesto que si la región metropolitana, tuviera una buena calidad del aire y, por lo tanto, no estuviera sometida a un régimen de emergencia regulado por el Plan de Prevención y Descontaminación Atmosférica (PPDA) y el Plan Regulador Metropolitano de Santiago (PRMS), como lo expresa Herman en carta a un matutino, “el Minvu podría modificar los usos de suelo de los territorios agrícolas a su regalado gusto, tal como lo dice el artículo 34º de la ley respectiva.” En ese sentido el poder del ministro de la Vivienda es casi total, ya que incluso puede cambiar los planos reguladores pasando por encima de las comunas y sus comunidades, una muestra, es lo que ha sucedido recientemente con la comunidad ecológica en Peñalolen.

Para aumentar la oferta del recurso suelo urbanizable y pensando ilusamente que así se reduciría su valor, desde mediados del 2000 el Minvu está tratando de modificar la estructura del PRMS. Pero, “aun hay patria” para las regiones, ya que son muchas las organizaciones que se han opuesto y oponen, entre ellas estan según Herman “los colegios de arquitectos, médicos, geógrafos, ingenieros agrónomos, mayoría de académicos universitarios y grupos ambientalistas.” Cada vez crece más el grupo de amigos de las regiones en la capital.

Diego J. Benavente Millán

martes, noviembre 04, 2003

Dos mundos

Al observar la realidad del país, puede concluirse que hay dos mundos distintos; uno, el de la macropolítica mediática, que tiene su origen y centro en la capital; allí se concentra el poder y se detonan los grandes conflictos, como lo hemos podido apreciar con los últimos acontecimientos. Mucho poder acumulado en pocos metros cuadrados de la capital, hacen que el canibalismo político se de con tal truculencia, no solo entre rivales, sino también entre aliados y compañeros de partido, permanentemente.

En cambio, en regiones existe otro mundo, aquel que da cuenta de una vida sencilla sin mayores aspavientos comunicacionales y donde las relaciones entre los distintos actores, incluso entre los políticos, se dan en un clima de especial fraternidad. Pero el grave problema del país es que quienes llevan el pandero o articulan la agenda pública, son precisamente aquellos que están en el primer mundo, los que se sobrexponen y reaccionan como pueden frente a la presión de los medios.

No hay que ser gran adivino para saber, que la cosa, tal como está, no esta resultando bien y lo mas probable es que a futuro nos lleve, si seguimos así, a situaciones cada vez peores. Es necesario, que los mas descontaminados puedan asumir el control de las situaciones y con su cabeza más fría, que la de otros, puedan encauzar nuestra política por caminos de encuentro y no de permanente conflicto.

Ya viene siendo hora que los políticos de regiones se crean el cuento de que son capaces y en lugar de sumarse al estilo capitalino de la lucha por el poder, con su “experiencia provinciana” de convivencia sana, asuman roles protagónicos cada vez mayores en los distintos partidos y escenarios nacionales.

Las regiones y su gente, en distintas áreas y sectores, son la reserva moral del país y por ende tienen la responsabilidad de asumir la gran tarea de generar las condiciones que permitan al país tomar la senda del desarrollo armónico y equitativo que todos sus habitantes se merecen.

Diego J. Benavente Millán