Concepción contra Chile
Así se titula el excelente libro del abogado e historiador
penquista Armando Cartes Montory, quien en su publicación, hace un análisis
histórico que faltaba en nuestro país. La mirada desde el territorio sureño, al
cual le cupo un rol importantísimo en el surgimiento del espíritu libertario e
independentista en los albores de la patria. Donde se destaca y releva el rol
fundamental de Juan Martinez de Rozas como líder intelectual del proceso, quien
al provenir de Cuyo, en esa época mas asociado a Chile que a Argentina, le
hacía mantener contactos permanentes con quienes promovían la causa
emancipadora allende los Andes. Santiago, por su parte, mantenía
intereses mas ligados a Lima y a su vez, recelaba de un rompimiento con el
virrey.
La contribución de los penquistas fue enorme según Cartes, exigiendo entre otros, un Congreso, para consolidar la representación territorial y la libertad de comercio, para poder vincularse directamente con Buenos Aires y Lima. Incluso imponiéndose a las ideas de la Junta de aquel entonces. Además Concepción aportó con varios de los principales líderes de la revolución partiendo por Bernardo O’Higgins, quien de diputado por Los Ángeles ascendería posteriormente a Director Supremo.
El rol y convicción libertadora de
los penquistas, Martinez de Rozas y O’higgins, así como su relación, queda de
manifiesto en la carta de O’higgins a Juan Mackenna fechada en Canteras el 5 de
enero de 1811, donde le relata haber expresado a Martinez de Rozas “..convocar
a un Congreso o retirarse del gobierno o contar con una hostilidad determinada
de mi parte, en vez de la ardiente amistad que sentía por él”.
La relevancia de la
triada conformada por Santiago, Concepción y Buenos Aires, también es un
aspecto clave, que descrita por Bartolomé Mitre demuestra el singular peso
penquista, “su centro era Santiago, teatro de sus evoluciones parlamentarias;
su base la belicosa provincia de Concepción, depositaria de la fuerza; su luz
lejana le venía de Buenos Aires”.
Otro antecedente interesante, que explica las diferencias con Santiago, es que en la primera década del siglo, la llegada de buques norteamericanos e ingleses, en pos del comercio o la caza de ballena, “habían puesto a los penquistas en contacto con las ideas avanzadas”. Así, ya en 1806 en Concepción se hablaba de libertad e independencia, la ciudad de acuerdo a Muñoz Olave, citado por Cartes, “era desde tiempo atrás un centro activo de estudio y de propaganda de ideas nuevas en materia de organización social”.
Al buscar identificar algunos de los
hitos que pueden haber contribuido a gatillar el proceso independentista,
adquieren especial importancia, dos de ellos, el primero, la reacción argentina
frente a las dos invasiones británicas a Buenos Aires en 1806 y 1807, ambas
repelidas por los milicias capitaneadas por Liniers, esta valerosa defensa
infundió fuerza a los revolucionarios de Chile y Concepción, impulsando “un
creciente separatismo y un espíritu autónomo”. El segundo hecho se produce a la
muerte del gobernador Luis Muñoz de Guzmán el 11 de febrero de 1808, cuando
tanto realistas como patriotas de Concepción se oponen al arbitrario
nombramiento de un santiaguino pasando por encima de los penquistas. Asume así
por la fuerza de las armas el gobernador García Carrasco, creándose las
condiciones para que los patriotas del Sur en conjunto con los radicales y
moderados de Santiago levantaran el primer gobierno nacional, la Junta de 1810.
El resto es historia conocida.