Austeridad y abundancia
Mucho
se ha escrito sobre la generación actual y de como se pararon en las hilachas
poniendo, con gran impacto a nivel nacional, la educación en la palestra
pública, como nadie nunca lo había hecho en el último medio siglo. Sin duda las
diferencias entre las generaciones influyen. Antes en Chile la preocupación
fundamental era por un lado, parar la olla, consiguiendo una pega en un mercado
super restringido y por otro, protegerse de los efectos de la inflación que
carcomía los escasos recursos de las familias. Uno se colaba al cine porque la
plata no alcanzaba para esos lujos, que decir de tener auto, escasísimas
familias podían tenerlo. Recibir una bicicleta en la pascua era como sacarse el
loto, había que inscribirse porque tampoco se fabricaban muchas. Lo mismo
sucedía con el teléfono, uno podía pasar varios años inscrito antes de
conseguir que le instalaran la línea, que decir lo que costaba comunicarse con
el extranjero, era prohibitivo. Hoy en cambio los jóvenes se manejan en una
mayor abundancia de bienes y un mercado inmensamente superior en tamaño, lo que
les permite incluso proyectarse de distintas maneras incluso en el extranjero,
antes esto era casi como ir a la luna.
Para
sobrevivir en los 60/70 había que tener harta imaginación, la leche la vendían
en botellas de vidrio y en el barrio nos entreteníamos jugando a la pelota, a
la escondida y cuando nos aburríamos inventábamos un circo o una rifa. Hoy las
calles están vacías de niños y si los cabros no tienen un playstation no son
capaces de entretenerse. Algunos piensan que la creatividad y la capacidad de
enfrentar situaciones complejas y nuevas, son competencias que comienzan a
escasear, habrá que ver los resultados.
Era
fantástico cuando llegaba el primer supermercado a la ciudad, nada que ver con
el viejo y querido almacén donde te fiaban anotando en el cuaderno y donde uno
se enteraba de todos los chismes del barrio. La abundancia de productos de un
supermercado de hoy no tiene límites, antes había la marca o un par de ellas en
casi todos los productos básicos y además, con precios fijados por la
autoridad, que curiosamente rima con austeridad. Sin esta última
característica, era muy difícil llegar con el presupuesto a final de mes. Esa
formación en la austeridad enseñaba a sacar músculos que hoy se están
atrofiando, la abundancia los regalonea y sobreprotege, así como también los
hace más exigentes, si tengo todo esto porque no puedo tener todo lo demás. Es
fácil, total esta al alcance de la mano.
Antes
la diversidad y cercanía se vivían en el barrio y en la escuela o liceo, hoy
los enclaves segregan y seleccionan a los iguales por condición socioeconómica,
alejando cada vez más a los distintos. Por lo tanto, no es de extrañar que
existan jóvenes que salen de la universidad sin conocer la diversidad de su
ciudad, menos la de su país y la de realidades rurales o aisladas.
Con
las empresas o transnacionales pasa algo parecido, a quien hoy en día no lo han
paseado telefónicamente por múltiples call center con distintas voces,
generalmente femeninas, como en el viejo compra huevos, que sin duda no tiene
nada que ver con los agentes regionales, cuando los había, y que si
solucionaban los problemas, no como ahora. Trate de conseguir un apoyo para una
determinada causa, olvídese, las decisiones están muchísimo más centralizadas
que antaño, antes los gerentes cortaban el queque a nivel local. La vida como
que se nos aleja o escapa, se escurre entre los dedos. Paren la micro, aquí me
bajo.
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