sábado, octubre 01, 2011

Pensar, existir y concretar

Cada cierto tiempo y por su permanente actualidad, recuerdo aquella anécdota que nos relataba el profesor de Termodinámica en la universidad penquista, cuanto lanzaba la famosa frase del filosofo René Descartes “pienso, luego existo”, ante la cual el físico y matemático Blaise Pascal le respondía “Descartes inútil e incierto”. Aun hoy la dicotomía entre lo abstracto de la idea y lo concreto, sigue siendo materia de controversia, si bien somos seres eidéticos ya que vivimos en función de las ideas, también es sabido que una idea sin acción es solo un sueño. Ahora bien, una idea puesta en acción con una adecuada gestión puede llegar a concretar todo lo que seamos capaces de imaginar. Y si esta además aprovecha una oportunidad, sin duda puede ayudar a construir importantes obras y porque no, también la historia.

Las empresas, organizaciones, ciudades y regiones hoy en día se piensan, planifican y se construyen, pero cuando cualquiera de estos entes no tiene claro para donde quiere ir, tal como lo expresa el dicho, todas las micros le sirven. Pero sin duda, al cabo de un tiempo dará lo mismo el destino al cual se arribe, porque no se tenía ninguno en mente. Una meta o destino común sirven para desafiar y motivar a los equipos y sociedades en pos de alcanzar las metas imaginadas.

Como país desde muy temprano en la historia, los territorios hemos vivido bajo la sombra y el dominio capitalino, somos lo que Santiago ha querido que seamos y por influencia de nuestra cultura centralista, la mayoría de las veces estamos al aguaite de lo que desde el centro o del estado, nos pueda deparar el destino. Esto, en lugar de estar preocupados de lo que por nuestros propios medios pudiéramos ser capaces de construir.

A la hora de la distribución de recursos y decisiones, vibramos al ritmo de las sobras y compensaciones que se diseñan para alivianar la conciencia de país, de nuestras cúpulas e instituciones nacionales, el Transantiago es una muestra patente de aquello. Ya viene siendo hora de que como regiones cambiemos el switch, dejemos atrás la dependencia mental crónica que nos limita y empecemos a pensar nuestras regiones en grande, como si fuéramos los dueños. Esto nos permitirá también exigir lo que nos corresponde y no solo, lo que nos quieran dar. Es tarea de nuestros líderes imaginar, interpretar y concretar nuestros sueños, por ejemplo, el de llegar a ser regiones del sur unidas con un Tren de alta velocidad con la capital. No más subsidios de transporte amarrados al Transantiago, queremos inversiones de relevancia como las de la Capital, decididas por nosotros y que nos puedan solucionar los problemas y agregar valor a nuestra región y sus productos. A jugar en primera se ha dicho, ya nos cansamos de los potreros, vamos por la copa del mundo, nos está esperando.


Grandes ideas y proyectos colectivos de futuro, consensuados por el conjunto de la sociedad, liderada por sus autoridades y dirigentes, actuando unidos en pos de los objetivos trazados, pueden marcar la diferencia y cambiar la historia. En esto, las elites regionales y los medios deben jugar un rol de primer orden, para contribuir a generar un gran acuerdo por el desarrollo regional, donde nadie se oponga a lo que ya está acordado en las distintas líneas estratégicas. Así, con ideas desafiantes y llevadas a cabo con el compromiso de todos, es posible lograr lo que la región se proponga.

El Centro de Talca
Austral de Temuco (25 sep 2011)