Pensar, existir y concretar
Cada cierto tiempo
y por su permanente actualidad, recuerdo aquella anécdota que nos relataba el
profesor de Termodinámica en la universidad penquista, cuanto lanzaba la famosa
frase del filosofo René Descartes “pienso, luego existo”, ante la cual el
físico y matemático Blaise Pascal le respondía “Descartes inútil e incierto”.
Aun hoy la dicotomía entre lo abstracto de la idea y lo concreto, sigue siendo
materia de controversia, si bien somos seres eidéticos ya que vivimos en función
de las ideas, también es sabido que una idea sin acción es solo un sueño. Ahora
bien, una idea puesta en acción con una adecuada gestión puede llegar a
concretar todo lo que seamos capaces de imaginar. Y si esta además aprovecha
una oportunidad, sin duda puede ayudar a construir importantes obras y porque
no, también la historia.
Las empresas,
organizaciones, ciudades y regiones hoy en día se piensan, planifican y se
construyen, pero cuando cualquiera de estos entes no tiene claro para donde
quiere ir, tal como lo expresa el dicho, todas las micros le sirven. Pero sin
duda, al cabo de un tiempo dará lo mismo el destino al cual se arribe, porque
no se tenía ninguno en mente. Una meta o destino común sirven para desafiar y
motivar a los equipos y sociedades en pos de alcanzar las metas imaginadas.
Como país desde muy
temprano en la historia, los territorios hemos vivido bajo la sombra y el
dominio capitalino, somos lo que Santiago ha querido que seamos y por
influencia de nuestra cultura centralista, la mayoría de las veces estamos al
aguaite de lo que desde el centro o del estado, nos pueda deparar el destino.
Esto, en lugar de estar preocupados de lo que por nuestros propios medios
pudiéramos ser capaces de construir.
A la hora de la
distribución de recursos y decisiones, vibramos al ritmo de las sobras y
compensaciones que se diseñan para alivianar la conciencia de país, de nuestras
cúpulas e instituciones nacionales, el Transantiago es una muestra patente de
aquello. Ya viene siendo hora de que como regiones cambiemos el switch, dejemos
atrás la dependencia mental crónica que nos limita y empecemos a pensar
nuestras regiones en grande, como si fuéramos los dueños. Esto nos permitirá
también exigir lo que nos corresponde y no solo, lo que nos quieran dar. Es
tarea de nuestros líderes imaginar, interpretar y concretar nuestros sueños,
por ejemplo, el de llegar a ser regiones del sur unidas con un Tren de alta
velocidad con la capital. No más subsidios de transporte amarrados al
Transantiago, queremos inversiones de relevancia como las de la Capital,
decididas por nosotros y que nos puedan solucionar los problemas y agregar
valor a nuestra región y sus productos. A jugar en primera se ha dicho, ya nos
cansamos de los potreros, vamos por la copa del mundo, nos está esperando.
Grandes ideas y
proyectos colectivos de futuro, consensuados por el conjunto de la sociedad,
liderada por sus autoridades y dirigentes, actuando unidos en pos de los
objetivos trazados, pueden marcar la diferencia y cambiar la historia. En esto,
las elites regionales y
los medios deben jugar un rol de primer orden, para contribuir a generar un
gran acuerdo por el desarrollo regional, donde nadie se oponga a lo que ya está
acordado en las distintas líneas estratégicas. Así, con
ideas desafiantes y llevadas a cabo con el compromiso de todos, es posible
lograr lo que la región se proponga.
El Centro de Talca
Austral de Temuco (25 sep 2011)
Austral de Temuco (25 sep 2011)
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