viernes, julio 29, 2011

Lucro y lacra

Sin lugar a dudas, es muy distinto ser una institución con o sin fines de lucro, sin embargo no tener fines de lucro, en ningún caso significa tener afán de pérdida, como muchas personas creen. Con organizaciones donde la eficiencia no corre y lo que importa es gastar los recursos sin medir ni evaluar. Los tiempos han cambiado y hoy en día por mucho que no se tenga fines de lucro, es necesario rendir detallada y eficientemente el uso y destino de los fondos de cualquier organización, sus miembros y socios no aceptan otra forma.

Que el tema del lucro en Chile es todo un tema, ya lo estamos constatando una vez más, es y ha sido un tema tabú. Le costo en su época a los Chicago boys y Pinochet con las privatizaciones, así como le ha costado a la Concertación y ahora al gobierno de Piñera. Como no se puede sacar eternamente el traste a la jeringa, bien vale la pena repensar el como nos apeamos o como lo manejamos, dado que su impacto en el alma nacional es así de complejo. Con el agravante que en una sociedad endogámica y centralista como lo es la capitalina, el lucro con mayúscula esta reservado para unos pocos, los mismos de siempre. Una sociedad con síntomas de degradación, en que la lacra de La Polar destapó la olla, pero donde el caldo hace rato que se venía recociendo. Un muestra, es lo que el expresidente de la Sofofa Felipe Lamarca, en una reciente columna titulada “Revienta la teta” expresaba, “basta de centralismo y de presupuestos manejados desde el anonimato en Santiago. Donde mis ojos te vean, claman las regiones.” Una gran deuda pendiente en nuestro país es la participación activa de la gente de regiones sobre su desarrollo.

Cien mil manifestantes en la Alameda o doscientos mil en todo el país, muestran que el alma ciudadana nacional no estaba muerta ni andaba de parranda, solo estaba adormecida producto de un modelo político que la mantenía constreñida, con promesas y operadores políticos, suavizando los impactos.  Hoy sin embargo, se sienten con el derecho a expresarse libremente.

Sin duda, el gran problema es de redistribución y esta reventando por donde hace mucho tiempo debió hacerlo, es decir asociado a una crisis de representación política. La gente viene sintiendo hace rato, que no está siendo representada como a ellos les gustaría, más aun, hoy no quieren tomar palco, quieren pasar y están pasando al ruedo como actores protagónicos.

El gran desafío es abrir los espacios para dar cabida y sentido institucional a todos estos aportes ciudadanos. En esto hay que cuidarse del análisis facilista, de pensar que esto se puede solucionar, por ejemplo, con una sola herramienta de participación ciudadana como sugieren algunos proponiendo plebiscitos. Sin duda ayudan, pero no hay que equivocarse, aquí se requiere mucho más, se necesita una mirada más sistémica.

Lo que si no cabe duda es que esto es un golpe tremendo a las elites capitalinas, pegado en tres tiempos, las manifestaciones ciudadanas, la onda Polar y los resultados de las encuestas, todos demuestran claramente como la gente no está ni ahí con el sistema que los ha ninguneado, prácticamente desde siempre.


La explosión de demandas de la población alimentada o aprovechada ideológicamente por operadores políticos, no es lo relevante. Lo importante es más bien como nos hacemos cargo de esta nueva realidad. Son los políticos y las elites los que deben dar solución a los problemas reales de la gente que se arrastran por tanto tiempo, son sus clientes que los votan, se deben a ellos y por ende es su función el cuidarlos, haciéndose cargo de sus preocupaciones.

La Prensa Austral de Punta Arenas
El Centro de Talca (23 jul 2011)
Austral de Temuco (17 jul 2011)