Sacando la vuelta
En un país como Chile, con el
grado de desarrollo que tiene, uno pensaría que el trabajo político debiera
hacerse con mayor seriedad, rigurosidad y anticipación, sobretodo cuando se
aspira a dirigir los destinos de la nación. Sin embargo, la porfiada historia
nos muestra, como transversalmente se le saca la vuelta a hacer la pega
política de manera eficiente. Aquí, salvo honrosas excepciones, nadie enfrenta
con la seriedad necesaria que amerita la importante tarea, lo que debe hacer el
país a largo plazo. Cuando aún no ha terminado una contienda presidencial, ya
comienza la presión pública para encontrar a los presidenciables de la próxima
elección, cual carrera armamentista cada coalición comienza a tirar a la
palestra sus delfines aprovechando encuestas y rating mediáticos. Donde lo que
más les preocupa, es poder encontrar al candidato rápido y luego sobre la
marcha se le arma rápidamente un programa. Todo esto, en lugar de pensar con el
debido tiempo para tener una mejor reflexión y una adecuada planificación
estratégica, los requerimientos que el país necesita, con una mirada de futuro
para enfrentar los desafíos claves y la solución a sus problemas crónicos.
Algo parecido sucede en materia
tributaria, donde se pone la carreta antes que los bueyes, ya que como no se
sabe cuantos recursos se necesita, lo primero que se le ocurre a la mayoría, es
proponer subir los impuestos como cuña salvadora y populista, antes de siquiera
ponerse a pensar en lo que necesita el país para los distintos sectores. Unos
pelean por subir los impuestos otros por bajarlos, pero como nadie tiene claro
lo que se quiere hacer, da lo mismo.
A su vez, cualquier reforma
tributaria debe tener claro diferentes aspectos, entre estos, el que la
recaudación puede incluso aumentar cuando la tasa impositiva baja, debido a que
se hace menos atractiva la evasión. Hay trabajos de economistas y experiencias
en distintos países que así lo demuestran. Por lo tanto, no es llegar y cargar
la mata, para conseguir mayores frutos, también raleando se obtiene un mejor
rendimiento final. El segundo aspecto, es poder saber a quienes afectará y en
que se va a gastar lo recaudado, ya que de otra forma se estaría discutiendo
sobre los instrumentos y no sobre, temas como quienes debieran hacer el mayor
esfuerzo y cuanto es lo que se necesita recaudar. Bien se puede, por un lado,
rebajar el IVA para que los ciudadanos se vean beneficiados y en paralelo sea
menos atractiva la evasión y por otro, subir el impuesto a las empresas. Las
alternativas son variadas y lo importante es enfocar la discusión en lograr la
mejor combinación posible.
Donde está claro que hay que
avanzar, es en poder cambiar la forma de actuar de nuestra política en aspectos
como los ya enunciados. Esta, como ya se vió, tiene una gran predisposición por
lo electoral y las definiciones estratégicas de campañas presidenciales, en
lugar de definir planes, programas y la visión de país que como coalición o
partido se quiere proponer. Sobretodo pensando en el mediano y largo plazo, pudiendo
dejar para después la búsqueda del mejor candidato que lo pueda llevar a cabo.
Tener claridad en lo que se
quiere hacer y que esto se le pueda proponer al país con antelación, sin duda
ordena el debate y a las huestes propias, quienes al tener ya un guión a seguir
en distintos aspectos, están obligados a promoverlo en lugar de boicotearlo
como ocurre generalmente en nuestro país, independiente del signo que sea.
Austral de Temuco
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