Gustos y disgustos
No me gusta el Chile
de segundo semestre o cuarto trimestre, cuando todos deciden gastar su
presupuesto sobrante y se ponen a organizar cuanto evento se les ocurre y que
no hicieron durante el período que ya se fue del año. Todo por no haber
planificado mejor el año, todo lo cual sobresatura la parrilla y uno, ante
tanta oferta superpuesta, se pierde buenos eventos.
No me gusta ser de
camarilla definida ni de imposiciones porque si, ya que de esta forma, se puede
apreciar mejor las cosas buenas de distintos lados y mirar con simpatía
liderazgos de fuste en distintas tribunas políticas, especialmente aquellas que
reflexionan y no se quedan solo en la cuña salvadora de la contingencia, que si
bien puede darles un minuto de fama mediática, no ayuda a construir
trayectoria.
No me gusta que
producto de la discusión sobre el lucro o la ganancia indebida, se meta en la
colada la justa retribución por una tarea bien desarrollada. Asimismo el gran
desafío debiera ser, en lugar de pelear por el pedazo más grande de la torta,
poder luchar por hacer la torta cada vez más grande.
Me gusta que la
democracia sea dialogar para convencer, esto sin duda requiere más que
innovadores, organizaciones innovadoras. Las claves para esto, son salir del
conformismo, potenciar los liderazgos, abordar el cambio sociocultural y ser
capaces de generar un sistema de innovación. Este proceso es, sin lugar a
dudas, de arriba hacia abajo, todo lo cual requiere un rol protagónico del
líder, quien tiene que “hacer” en lugar de hablar.
Como lo expresa
Hernán Larraín, la gran apuesta es saber como incorporamos al proceso
modernizador a todos aquellos que aun no cuentan con la capacidad de construir
sus propios proyectos de vida. Por aquí pasa el famoso cambio social. Para llevar
a cabo esto, se hace necesario superar los eslóganes y entrar al núcleo de las
ideas base. Por ejemplo, la importancia del involucramiento y compromiso de
cada uno con la soluciones a los problemas de pobreza y desigualdades
territoriales. Sobretodo frente a un ambiente, donde flota y reina mucha
retórica, reflexión discursiva, verbalización de la solucionática y diagnóstico
florido, en lugar de un accionar comprometido.
Me gustaría hacer
pesar de verdad en la conciencia y la práctica de nuestras elites, la urgencia
de asumir un compromiso de acción frente a los graves desequilibrios en
oportunidades y educación, por nombrar solo un par de ejemplos.
No me gusta cuando
nos enfrascamos como sociedad en peleas verbales estériles que reflejan
ideologismo y teorización, pero que ni rozan la práctica y la acción para
comprometerse con soluciones eficientes y efectivas. Por lo general, la
grandilocuencia verborreica oculta el miedo a la realidad y a saber concretar.
Discursear y discursear, para que ojalá nadie se de cuenta que no se tiene idea
ni menos experiencia para endilgar soluciones. En dos palabras, son como dos
rieles sin durmientes que los unan, con discursos ideologizados, anclados en
conceptos cliches intocables, por lado y lado, blindados y sin dejar espacio a
la construcción conjunta.
La Prensa Austral de Punta Arenas
El Centro de Talca (04 dic 2014)
Austral de Temuco (30 nov 2014)
El Centro de Talca (04 dic 2014)
Austral de Temuco (30 nov 2014)