Majadero
Hace 5 años publicamos una columna titulada “Juntos
por la paz”, como hemos avanzado muy poco en esto, quiero ser majadero y la
vuelvo a publicar, actualizando tiempos y su redacción.
Hace 13 años expresabamos que “a nadie le gusta hacer negocios en un polvorín”
y que “si no se presta la debida atención a la postergación histórica” del
sector rural de La Araucanía y de los mapuche, “los que queman maquinas o
incendian, imitando experiencias extranjeras, terminan imponiendo sus
condiciones”. Un año después, es decir
hace 12 años, decíamos que era “la oportunidad para generar una gran mesa con
los distintos sectores, gremios y actores involucrados en la temática mapuche a
nivel regional y así consensuar una estrategia con nuestra visión regional, para
que el país nos escuche”. Conclusión, aún no hemos hecho la pega.
La ley
indígena y algunos de sus mecanismos de protección se han vuelto en contra de
quienes supuestamente protegen, la asignación de tierras es un problema de
nunca acabar, donde el 70% de las comunidades que han recibido tierras se
mantienen con conflictos y las decisiones que nos afectan, las toman
representantes del Estado en el Consejo de la Conadi, en su mayoría desde
Santiago.
Sin duda existe un déficit en la generación de confianzas
y una debilidad en la participación, porque los verdaderos actores regionales:
estan ausentes y la agenda pública mediatiza principalmente los hechos de
violencia. La región solo “reacciona” cuando es interpelada por los
violentistas.
De una vez por todas,
es necesario convocar a toda la Araucanía, mapuches y no mapuches, a construir
un camino juntos por la paz. Esto nos permitirá, como una región unida, avanzar
decididamente en pos de la superación definitiva de nuestra pobreza regional,
así como en el reconocimiento de una sociedad diversa basada en los valores de
la multiculturalidad.
Hay que establecer y
consolidar una sola y potente voz como sociedad civil regional. Esta nos
permitirá ejercer nuestro legítimo derecho ciudadano de poder decidir sobre
nuestro futuro. Así podremos exigir que el Estado nacional nos entregue las
atribuciones y recursos necesarios para que la Araucanía con sus instituciones,
comunidad y autoridades, pueda consensuar e implementar soluciones, políticas y
medidas regionales para superar la pobreza.