viernes, febrero 21, 2014

Se viene marzo

La agenda política con las caidas en las designaciones de subsecretarios se ha acelerado y está adquiriendo un ritmo vertiginoso y, porque no decirlo, también peligroso. Los que tenían que chequear previamente, al parecer no se esmeraron y las partidos políticos de la Nueva Mayoría, al parecer se olvidaron que se viven otros tiempos y echaron mano a sus viejas cartas, donde algunas simplemente no dan el ancho. Antes a lo mejor pasaban piola pero este último lustro hay una ciudadanía y movimientos sociales muy empoderados y asumiendo cada vez más, un mayor protagonismo.

Una muestra de lo anterior es lo que se conoció recientemente por la prensa, los reclamos del Sernac crecieron más de un 50% los últimos cuatro años, donde el Retail, las Telecomunicaciones y lo Financiero, lideran por lejos el ranking, con los dos tercios de los reclamos. Los ciudadanos están más empoderados y cada vez más conscientes de sus derechos. Por lo tanto, considerando los papelones en la selección del personal de gobierno en esta etapa preparatoria, el gran desafío es para los políticos, los partidos y el futuro gobierno, que en un país centralista atrae, casi sin contrapeso, la atención y preocupación de la gente, en especial por la conducta de sus autoridades.

Hacer caso a los movimientos sociales en todo lo que se les ocurra, puede resultar complicadísimo, esto incluso puede significar que permanentemente se este distrayendo el foco y agenda de gobierno, con todo lo que esto puede significar en materia de avances y efectividad de la acción gubernamental.

Un acertado y drástico comentarista de este proceso de cambios sociales, es el sociólogo Alberto Mayol, para quien el modelo político, social y económico en Chile necesita reestructurarse de fondo, completa y radicalmente. Para él, no hay términos medios, piensa que toda la clase política es la que le ha fallado a la sociedad.

En reciente entrevista de la revista Estilo Araucanía, expresó “El que cree que los movimientos sociales se pueden conducir, o manejar, desde minorías o partidos políticos, está completamente equivocado, no entiende nada de la historia. Los movimientos sociales, son una dinámica que resulta un poco incómoda para las elites políticas porque ésta opera fuera de la lógica de la representación, sin embargo eso es muy importante porque los movimientos sociales incorporan las novedades en los sistemas políticos. Los sistemas políticos son conservadores porque los partidos políticos quieren conservar sus cuotas de poder y finalmente no hacen nada, y como nunca institucionalmente son suficientes, o al menos lo demuestran, cuando aparecen los movimientos sociales éstos tematizan cosas que sin ellos no se hubieran tematizado.”

De acuerdo a Mayol, “esto no da para una cosmética, aquí hay una reforma estructural que hacer, en términos del modo de hacer política y establecer una relación con los movimientos sociales diferente.” Hay una desconfianza generalizada y no se puede “maquillar una crisis que es de tal profundidad, tienes que hacer cambios radicales. Hay una oportunidad, Chile no ha diseñado nunca un país que tenga capacidad de funcionamiento regional real, porque la pelea centro-regiones se manifestó en el siglo XIX en el combate entre los unitaristas y los federalistas, y ganaron los unitaristas, y por eso somos tan centralistas, y fue una guerra lo que resolvió eso, una guerra civil. Entonces el cómo resolver este problema tiene que ser algo mucho más profundo, sentarnos y pensar en todas las reformas que hay que hacer, son muchas.” Bonito desafío.



La Prensa Austral de Punta Arenas
El Libertador de Rancagua (08 feb 2014)
Austral de Temuco (16 feb 2014)

sábado, febrero 15, 2014

El cuesco de la breva


La semana pasada comentamos las expresiones de Alberto Mayol, respecto a los movimientos sociales y al rol que estos cumplirán. Otro tema que aborda el sociólogo, son las “excentricidades absolutas que no existen en otra parte del mundo, y aquí existen”. Las cuales según él son raras y es hora de empezar a hacer cosas comunes. Coincidiendo plenamente con sus argumentos, el estima que “no podemos seguir negando el sentido común, o sea no podemos seguir pensando que Chile no tenga un sistema nacional ferroviario, es una locura, esto tiene que ver con el hecho de que los ferrocarriles construyen estructura país, construyen comercio y condiciones económicas, vendedores viajeros, acorta distancias, potencia lugares lejanos, en fin, hay una gran cantidad de beneficios, entonces que nos digan que es caro es increíble, porque todos los países del mundo lo hacen. Argentina está poniendo un tren rápido y nosotros no, porque es caro, pero cuál es la lógica, aquí hay que tener cosas normales, que funcionen para la sociedad, no sólo para el sistema financiero, para el PIB, que es importante, pero la sociedad está primero.”

Ya viene siendo hora de que la piramide se de una vuelta de carnero y de una vez por todas le toque a la mayoría que habita en las regiones, con proyectos como un Tren rápido al sur como lo hemos planteado tantas vecesa en esta y otras tribunas. Lo que plantea Mayol es la pura y santa verdad revelada, no hay que darle muchas vueltas al asunto, ahora nos corresponde a los habitantes de  los territorios olvidades, es de sentido común, que al parecer es el menos común de los sentidos.

Como lo expresa Mayol, “el centralismo de Chile es horroroso, las regiones en general son vistas como zonas de extracción de productos, no como zonas de desarrollo en sí mismas. Los problemas urbanos, de conectividad rural, etc., se solucionan bastante lento, Chile no tiene tren,” como ejemplo ya citado.

Frente a la pregunta de si es un tema de voluntad o de prioridades, para Mayol “el tema es mucho más complicado, y al mismo tiempo mucho más simple. Cuando tú no distribuyes poder estructuralmente en una sociedad, tienden a producirse tendencias de concentración propias de cualquier lugar, y en esas tendencias se concentra el poder entre poca gente, y esa poca gente tiende a reunirse entre sí porque se conserva el poder, y por lo tanto se llega a producir que cinco comunas en Chile son las únicas que son clasificables como ricas, están todas adyacentes una de la otra y en el sector oriente de Santiago.”


Para Mayol, nos encontramos en una situación que no tiene ninguna lógica, según él, “los niveles de desigualdad, tanto de poder, de dinero y cultural también, de las regiones; la falta de calidad de vida o el comprar el malestar en las regiones con bonos, como en la zona minera, que no tiene ninguna capacidad de reconstrucción del tejido social, por ejemplo, son cosas que no pueden ser”.  Este no es un tema de voluntad, es un tema de estructura, ya que “no se le puede pedir a nadie que pierda su poder, pero tienen que haber condiciones estructurales para que las personas que tienen más poder lo pierdan, y en segundo lugar tiene que ver con un tema de comprender cómo es el desarrollo local, cómo es el desarrollo regional, y ahí tiene que haber mucho conocimiento y capacidad.” Este es el cuesco de la breva, de un desarrollo nacional armónico y una tremenda tarea que es necesario abordar prioritariamente como país.

El Libertador de Rancagua

viernes, febrero 07, 2014

Saliendo de la trinchera

Ya se inició el ciclo de un nuevo gobierno de Michelle Bachelet, ahora eso si con la experiencia internacional y la del período anterior, lo cual quedo clarito con la designación con sello personal del Gabinete Ministerial, se puede decir que viene una versión recargada. Su liderazgo cuestionado en un comienzo, se ha ido imponiendo por la fuerza de los hechos, demostrando su habilidad para ordenar a las huestes de la Nueva Mayoría, incluso atrayendo a otros sectores e imponiendo su estilo.

Las expectativas son distintas a las súper ambiciosas del 2005, cuando le correspondió ser la primera mujer presidenta de la nación y las apuestas eran muy superiores a la realidad concreta, con un equilibrio de poderes que se inclinó hacia los partidos políticos, con un rol de mucho mayor peso del que en esta oportunidad ostentan o pueden aspirar. Hoy, además de la experiencia, tiene las espaldas del gran porcentaje de la votación que obtuviera en la elección presidencial.

Al frente tiene a la derecha en proceso de desarticulación sistemática y complicadísima con sus entuertos personalistas. Por lo tanto, una primera alternativa es aprovechar esta coyuntura y pasar la aplanadora, una segunda posibilidad, es que se afane en buscar los consensos necesarios y así suplir la falta de peso de la futura oposición, acomodando los ritmos y metas.

Es de esperar que sepa leer y aprovechar el momento que vive Chile con una efervescencia que entusiasma a algunos y asusta a otros, equilibrando el deseo de lograr un país más justo. Ayer la novedad y el sello fue el ser mujer, hoy las expectativas son parecidas, pero las herramientas y la experiencia política le aportan sin lugar a dudas un gran activo, en el orden que se ha visto en el momento de la largada se nota.

El reconocimiento de los liderazgos se manifiesta tanto en el ordenamiento eficiente de las huestes propias como también en múltiples gestos y actitudes. El estilo mas que de trinchera, debiera ser de cooperación en pos de que los resultados sean igual o mejores a las expectativas. Por lo general, las trincheras tienen recorridos circulares, basta desplazarse en uno u otro sentido y muy pronto uno se puede sorprender, de como se llega a estar muy cerca y hasta entender al de la trinchera del frente.

La derecha por su parte tiene una tremenda tarea por delante, buscar los eslabones perdidos para volver a encadenar un esfuerzo y relato compartido que le permita aspirar a acceder nuevamente al poder.

Siempre es más fácil escribir desde la trinchera y dispararle duro a los del frente, pero sin duda, es muy útil y positivo para el ambiente nacional, elevarse por sobre esta mirando con visión amplia, para opinar de vez en cuando, desde un punto de reflexión que tenga menor carga o anclaje político histórico de confrontación. Basta recordar la experiencia de Frei Montalba y Allende, que se jugaron a concho por los cambios, pero usando más la aplanadora que el consenso, llevando a Chile a una experiencia traumática. Todo esto aprovechando la debacle de la derecha conservadora de aquel entonces, que experimentaba una desarticulación total.

Estamos frente a un nuevo ciclo político con demandas crecientes en complejidad y ciudadanos cada vez más empoderados. Es tiempo de avanzar, en la construcción de consensos transversales y confianzas necesarias, con un gran acuerdo que recoja y establezca una visión de futuro, basada en las coincidencias transversales sobre los grandes temas país, para iniciar así una etapa de desarrollo justo, armónico y equilibrado.


La Prensa Austral de Punta Arenas 
El Libertador de Rancagua (01 feb 2014)
Austral de Temuco (02 feb 2014)