El cuesco de la breva
La semana
pasada comentamos las expresiones de Alberto Mayol, respecto a los movimientos
sociales y al rol que estos cumplirán. Otro tema que aborda el sociólogo, son
las “excentricidades absolutas que no existen en otra parte del mundo, y aquí
existen”. Las cuales según él son raras y es hora de empezar a hacer cosas
comunes. Coincidiendo plenamente con sus argumentos, el estima que “no podemos
seguir negando el sentido común, o sea no podemos seguir pensando que Chile no
tenga un sistema nacional ferroviario, es una locura, esto tiene que ver con el
hecho de que los ferrocarriles construyen estructura país, construyen comercio
y condiciones económicas, vendedores viajeros, acorta distancias, potencia
lugares lejanos, en fin, hay una gran cantidad de beneficios, entonces que nos
digan que es caro es increíble, porque todos los países del mundo lo hacen.
Argentina está poniendo un tren rápido y nosotros no, porque es caro, pero cuál
es la lógica, aquí hay que tener cosas normales, que funcionen para la
sociedad, no sólo para el sistema financiero, para el PIB, que es importante,
pero la sociedad está primero.”
Ya viene
siendo hora de que la piramide se de una vuelta de carnero y de una vez por
todas le toque a la mayoría que habita en las regiones, con proyectos como un
Tren rápido al sur como lo hemos planteado tantas vecesa en esta y otras
tribunas. Lo que plantea Mayol es la pura y santa verdad revelada, no hay que
darle muchas vueltas al asunto, ahora nos corresponde a los habitantes de los territorios olvidades, es de sentido
común, que al parecer es el menos común de los sentidos.
Como lo
expresa Mayol, “el centralismo de Chile es horroroso, las regiones en general
son vistas como zonas de extracción de productos, no como zonas de desarrollo
en sí mismas. Los problemas urbanos, de conectividad rural, etc., se solucionan
bastante lento, Chile no tiene tren,” como ejemplo ya citado.
Frente a
la pregunta de si es un tema de voluntad o de prioridades, para Mayol “el tema
es mucho más complicado, y al mismo tiempo mucho más simple. Cuando tú no
distribuyes poder estructuralmente en una sociedad, tienden a producirse
tendencias de concentración propias de cualquier lugar, y en esas tendencias se
concentra el poder entre poca gente, y esa poca gente tiende a reunirse entre
sí porque se conserva el poder, y por lo tanto se llega a producir que cinco
comunas en Chile son las únicas que son clasificables como ricas, están todas
adyacentes una de la otra y en el sector oriente de Santiago.”
Para
Mayol, nos encontramos en una situación que no tiene ninguna lógica, según él, “los
niveles de desigualdad, tanto de poder, de dinero y cultural también, de las
regiones; la falta de calidad de vida o el comprar el malestar en las regiones
con bonos, como en la zona minera, que no tiene ninguna capacidad de
reconstrucción del tejido social, por ejemplo, son cosas que no pueden ser”. Este no es un tema de voluntad, es un tema de
estructura, ya que “no se le puede pedir a nadie que pierda su poder, pero
tienen que haber condiciones estructurales para que las personas que tienen más
poder lo pierdan, y en segundo lugar tiene que ver con un tema de comprender
cómo es el desarrollo local, cómo es el desarrollo regional, y ahí tiene que
haber mucho conocimiento y capacidad.” Este es el cuesco de la breva, de un
desarrollo nacional armónico y una tremenda tarea que es necesario abordar
prioritariamente como país.
El Libertador de Rancagua
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