Ya viene el poder regional
En el pasado era
común escuchar frente a la descentralización a muchos políticos expresar que el
tema central, más que discutir si los consejeros regionales debían ser elegidos
por votación popular, era la entrega de mayores recursos y autonomía a las
regiones. Gran descubrimiento gran, desde Pinochet que se viene escuchando la
misma cantinela, que como siempre, corresponde a la estrategia de embolinar la
perdiz.
La
descentralización como todos saben, pasa por la redistribución del poder, hoy
concentrado en muy pocas manos e instancias en la capital y, el poder, como
todo político sabe, no se le regala a nadie, hay que conquistarlo. Para esto,
se requiere acercar y vincular la generación del poder político con el
territorio y su gente. Todo lo cual, requiere inicialmente de políticos que no
sólo tengan real arraigo con su territorio, sino también políticos locales que
se crean el cuento de su capacidad de ser autónomos en el poder definir los
destinos de su región y porque no, a pensar el país desde su territorio.
El que no se
pudiera elegir a los consejeros regionales, hasta ahora en que se hará
historia, con la primera elección de estas autoridades regionales, significaba
seguir igual que antes, en manos de los que están al servicio del sistema
centralista, aunque parezcan que viven y son de regiones. Estos, en el fondo se
orientan y son serviciales al objetivo central, limitandose a reforzar los
argumentos de las cúpulas centrales, en lugar de ir al fondo del asunto
desarrollando autonomía de pensamiento. Sin duda, la responsabilidad primaria
frente al desarrollo político con autonomía y real representatividad
territorial, en el esquema actual, depende de la capacidad de los políticos
regionales, como son los parlamentarios y a ahora los consejeros regionales que
representan a sus regiones.
Al analizar porque
demora tanto la regionalización o el que no se cumplía con el compromiso de
elegir a los Cores, por parte de los distintos presidentes durante las últimas
dos décadas, uno llega a la conclusión final, de que la política la hacen los
políticos y por ende, ahí hay que encontrar las explicaciones.
Por su parte, algunos políticos para explicar el escaso avance de la
descentralización por parte del sector público y buscando esquivar el
bulto, expresan que de la inversión que
se hace en el país, el Estado sólo tiene una porción minoritaria, inferior al
20%, siendo el resto de origen privado. Sin embargo, lo que normalmente no
expresan es que son, por parte del Estado, quienes lo representan, es decir el
Gobierno y el Parlamento, los que tienen el deber de entregar las señales que
busquen revertir la concentración económica en el área metropolitana. El
mercado lo construimos todos y es labor de quienes gobiernan y legislan el introducir
las correcciones y compensaciones que se requieren. Medidas que permitan que
unos paguen las externalidades que ha producido la concentración de recursos en
Santiago y que históricamente no han sido consideradas, y otras, que apunten a
poder entregar los incentivos necesarios para desarrollar los territorios
rezagados. Así lo hacen los países, para hacer progresar armónicamente sus
territorios y no convertirse, en lo que Chile es hoy en día, un país-ciudad.
Recién a partir de
estas elecciones del 17 de noviembre de este año, las regiones podrán
participar de un sistema que permita generar el poder, para que puedan surgir
políticos auténticamente regionalistas, que se la jueguen por su territorio,
todo lo cual conseguirá generar las plataformas para luchar por un país menos
centralizado y donde las regiones, dejen de ser instancias de tercera
categoría.
La Prensa Austral de Punta Arenas
El Libertador de Rancagua (09 nov 2013)
El Libertador de Rancagua (09 nov 2013)
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