viernes, octubre 11, 2013

Una política nueva

La nueva derecha, la izquierda renovada o un nuevo estilo de hacer política. Cada cierto tiempo escuchamos estos conceptos, que a poco andar nos damos cuenta que al final de finales, siempre son más de lo mismo. Ojala en esta oportunidad la nueva elección de consejeros regionales, no implique sacrificar los valores permanentes y no se desarrollen las mismas prácticas. Siempre es bueno saber apreciar lo que los años y la experiencia enseñan, en aspectos como la paciencia por ejemplo donde no basta “el aquí te las traigo Peter”.

¿Porque en política siempre hay que mirar para la capital y las cúpulas centrales, para elegir la corriente que nos cautive? ¿Por qué no se puede desde la base regional proponer lo que nos diga algo a nosotros, sobre política con arraigo territorial? No puede ser que siempre seamos de la categoría de ovejas en rebaño o seguidores, porque los puestos de líder están reservados, para los de siempre. Algunos dicen que por acá no hay nadie que tenga pasta, no me la creo, ni menos puede ser así siempre. Ahora veremos en la cancha con los Cores en acción, defendiendo de verdad a su región.

Si se mira desde la gestión, somos mejores que los que acostumbran a dirigirnos a control remoto desde la capital, en cualquier ámbito. Nadie puede competir con nuestra cercanía de la realidad y el saber donde nos aprieta el zapato. Pero no solo de gestión vive el hombre, también se requiere relato y aquí si que nos falta, pero es solo nuestra decisión el poder involucrarnos en aquello. De seguro nuestro relato, si nos decidimos a construirlo, será un cuento común que nos dirá muchas cosas y el cual deberá desafiarnos, a todos para hacerlo realidad en un trabajo mancomunado. Capacidad tenemos de sobra sólo nos falta voluntad de materializarlo.

El liderazgo en esto es clave, todos quieren seguir a alguien que sostenga firme la bandera y que tenga claro para donde se quiere ir. Aquí los titubeos no son bien recibidos, mas bien se necesita confiar en aquel que es capaz de contar mejor o dar vida a “nuestro cuento”. Alguien a quien se le cree y además se está dispuesto a seguirlo, por su entusiasmo convocante y proactivo.

Un cuento o visión común que siendo construida por un grupo de entusiastas convencidos de poder llevarla a cabo, también se cuiden de blindarla frente a las fuerzas típicas y oscuras del chaqueteo y la negatividad, tan propios de nuestra idiosincrasia.

En esto se requiere la persistencia de un mono porfiado, que mientras más le peguen y lo boten, más rápido se levante. También se debe tener el cuero duro pero nunca la cabeza dura. Habrá que explorar mil caminos que ayuden a cumplir el objetivo y nunca cejar en el intento, pero siempre tener flexibilidad de rumbo, para que a medida arrecien las tormentas, se tenga la capacidad de capearlas minimizando los daños.

La orientación y enfoque deben ser hacia el logro de uno o dos objetivos simples que unan y que, en el corto plazo permitan alcanzar metas volantes, al servicio de la gran causa elegida. Estas serán las que darán la confianza futura al grupo. Asimismo, una adecuada reflexión, tanto en el conjunto como en la soledad del liderazgo conductor, resultan de singular importancia.

La selección y filtro para conformar la célula base con elementos propositivos y con el cuento comprado, permiten poner en acción un relato indestructible, con un grupo de notables a los cuales resulte irresistible no seguir.

Todo se debe hacer paso a paso, nunca asumir el bulto completo, como reza el dicho campechano, el animal hay que comérselo por partes. Eso si con metas y plazos realistas, ni muy encima que sean imposibles de cumplir ni muy lejanos que se diluya el entusiasmo y el interés del colectivo.


Y lo más importante, construir siempre sobre los acuerdos, es la mejor forma de aprovechar las coincidencias y asumir con gran legitimidad, los desafíos, proyectos e iniciativas a abordar de manera conjunta.

La Prensa Austral de Punta Arenas
El Libertador de Rancagua (05 oct 2013)