sábado, octubre 19, 2013

Sampaoli&Bielsa

El proceso experimentado en sus distintas etapas por la selección de fútbol chilena es interesante debido varios aspectos y a la participación clave de dos entrenadores, como lo son Bielsa y Sampaoli. El primero logró cambios que se pueden apreciar en los futbolistas, entrenadores, dirigentes y en su impacto en la comunidad toda, especialmente al compararlo con los procesos anteriores, donde la improvisación y la farándula campeaban. Estos cambios fueron retomados con fuerza por el segundo, luego de un pequeño intervalo en que el desorden provocó un gran susto a toda la hinchada nacional.

Es de gran utilidad poder analizar como se han ido instalando una serie de valores y competencias en los distintos integrantes del plantel nacional, las cuales antes brillaban por su ausencia o no se les otorgaba la relevancia que deben tener en procesos de este tipo. Uno queda asombrado al ver la gran capacidad de recuperación que han demostrado después de las derrotas o al dar vuelta resultados adversos, todo lo cual va en directa sintonía con una entrega a todo dar, donde se corre a un gran ritmo a lo largo de todo el partido. Atrás quedaron las explicaciones en cuanto a que nuestros jugadores no daban el ancho para este tipo de performance. Solo se necesito de dos entrenadores ordenados, reservados y disciplinados que han sabido motivar y encauzar al grupo en pos de metas claras.

No hay figuras ni privilegiados, muy por el contrario todos son obreros y se esfuerzan por igual con una entrega digna de admiración, subiendo y bajando sin importar la posición que puedan tener. Aún más, el repetitivo surgimiento de aquellos que antes parecían postergados o no brillaban, le otorga al proceso una singularidad democrática de gran valor, al generar un espacio de oportunidades para todos aquellos que se esfuerzan en pos del trabajo en equipo. El nosotros se conjuga con fluidez y es siempre más importante que cualquier individualidad por muy sobresaliente que esta sea.

Se aprecia gratamente una férrea disciplina dentro y fuera de la cancha, el fair play impera y a la hora de hablar solo se escuchan frases sencillas, maduras y moderadas. Un discurso único que busca construir y el cual todos practican disciplinadamente. Entre todos se puede y es más entretenido, pareciera ser el lema.

Ambos tienen mucho en común, que bien cabría tener en cuenta al momento de buscar seleccionador o entrenador para cualquier equipo. No ventilan las intimidades del camarín ni caen en la farándula deportiva. Son 100% profesionales y trabajólicos como ellos solos, respiran fútbol las 24 horas como argentinos que son, siendo esta su raíz común.

Defienden y protegen a sus jugadores y regulan la disciplina con un estricto código de interacción, siempre destacan lo positivo y no se detienen mucho en la críticas individuales, manejan la motivación al extremo, son ganadores y fomentadores del fútbol de ataque. Para ellos, no hay mejor defensa que un buen ataque o dicho de otra forma, cuando uno tiene la pelota no la tiene el rival.

Exigentes a decir basta y en esto, predican con el ejemplo, incluso sacrificando su vida familiar y personal, con una dedicación fanática al fútbol como profesión o sentido de vida.

La prensa en su terreno y en los momentos que ellos deciden y acotada a los temas y códigos de ellos, nadie los saca de ahí y si esto llegara a ocurrir, aprenden muy rápido, para luego implementar un mejoramiento en el proceso, de modo de impedir en el futuro un exceso similar. Les gusta conocer todas las variables y tenerlas manejadas, ojala nada les quede al azar, sistematizar y entrenar hasta que las cosas salgan casi mecanizadamente. Un ejemplo concreto, lo son las jugadas de camarín que muchas veces les han dado resultado. Larga vida a este estilo responsable, motivador y eficiente en la obtención de resultados, con los mismos de siempre, pero guiados por los que saben hacerlo.

El Libertador de Rancagua