Capo campeón
Una
gran alegría para la gente de regiones fue recibir la noticia del triunfo del
“Capo de Provincia”, O’higgins Futbol Club, sobre el equipo capitalino de la
Universidad Católica, obteniendo así de paso el campeonato nacional de futbol profesional
2013. En un país extremadamente centralizado y centralista, sin duda esta fue
la victoria de David contra Goliat, al igual como lo han sido a lo largo de la
historia del balompié nacional, los escasos campeonatos obtenidos por otros
clubes regionales y que corresponden a Cobreloa, Everton, Wanderers y
Huachipato. Como en todo, falta descentralizar e incentivar aun más el deporte
en los territorios, la competencia no es, ni ha sido nunca pareja.
Da
gusto ver y seguir la trayectoria deportiva, dirigencial e institucional que ha
venido desarrollando en los últimos seis años este gran club, que hasta hace
muy poco estaba prácticamente quebrado. No es casualidad que hayan coincidido
dos entrenadores como Sampaoli y Berizzo, dos insignes seguidores de Bielsa, el
entrenador que le cambio la cara al
futbol chileno, en esto no hay dos opiniones. Lo anterior no se da por
generación espontanea, se da porque a la cabeza de la sociedad anónima hay un
dirigente de excelencia y de renombre internacional, como lo es Ricardo
Abumohor, quien dirigió la ANFP cuando se clasificó para el mundial de Francia.
Actores que resultan claves para obtener buenos resultados en el futbol
profesional, entrenadores trabajólicos, sistemáticos con buena escuela y
disciplina, junto con la eficiencia y coherencia en el accionar dirigencial,
todo lo cual permite establecer adecuadamente las prioridades y motivar a la
fiel hinchada. Sin estos últimos actores motivados y entusiasmados, como el
tercer gran factor, no hay espectáculo ni convocatoria, que es lo que sustenta
y da sentido a la actividad. Hinchada celeste muy conectada con su institución
y equipo, incluso con fervor místico fundado en la lamentable perdida del grupo
de hinchas fallecidos en el accidente de las curvas del camino a Tomé cuando enfrentaron
a Huachipato.
Una
espera de 58 años para lograr llegar a ser campeones por primera vez demuestra
la perseverancia de una pléyade de dirigentes e hinchas que antecedieron a los
actuales y dentro de los cuales hay grandes amigos regionalistas. El 2012 se
estuvo a punto de ganar la final y se perdió ante otro grande como lo es la U.
de Chile, prueba de fuego para un DT joven como Berizzo que se destaca por la
mesura en sus declaraciones y para un dirigente experimentado como Abumohor
cuya contribución al futbol profesional, ha continuado con esta notable incursión
en regiones. Un proyecto integral en lo
deportivo, institucional, de infraestructura y equipamiento, como lo
demuestra el Centro Deportivo Monasterio, la envidia de muchos clubes
profesionales. Tal como se debe hacer las cosas, con un dirigente que la prensa
especializada destaco por su forma de ver el futbol “dentro de un contexto
social, ligado más a los barrios que a las bolsas de comercio”, o porque vivió,
según lo dicho por el mismo, los últimos 20 minutos de la final “con las
pelotas tomadas”.
En
resumen, la hazaña de O’higgins es la pega bien hecha, más que una inversión,
que de por si lo es y muy significativa, esto ha sido un trabajo en equipo, un
desafío de ciudad y de región, encabezado por líderes sólidos, experimentados y
muy conectados con la hinchada, vibrando y empapando juntos semana a semana la
camiseta celeste.
El Libertador de Rancagua
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