viernes, diciembre 13, 2013

Rebobinando

En épocas de aguas turbulentas o inciertas en el entorno externo y de eventuales futuras trifulcas políticas internas, lo aconsejable es hacer las tareas locales y regionales, fortalecer el músculo interno en la base, compartiendo el conocimiento y la gestión del poder, avanzando en descentralización y sensibilización de las comunidades regionales frente a este gran desafío país.

Aquí la gente de regiones debe necesariamente asumir un rol con mayor protagonismo, sobretodo pensando en la generación futura. En este sentido, la discusión y el desafío de avanzar hacia una nueva Constitución vía una Asamblea Constituyente, que parece inevitable, puede representar una real oportunidad de poder contar con una carta fundamental consensuada que nos proyecte con fuerza al futuro y no sigamos anclados al pasado, como muchos así lo estiman. Se requiere ser proactivos y descentralizados, además es la gran oportunidad de mirar el país desde y con los territorios y no como ha sido siempre solo desde las cúpulas de la elites capitalinas.

Encantar con un nuevo relato es el gran desafío, un relato de un país con mayúscula, que no sea sólo una gran ciudad con una elite, el origen y destino de todo. El país justo y descentralizado, que todos añoran, esa es la cuestión.

En la ruta al desarrollo como país, lo más destacado de los últimos tiempos, ha sido el empoderamiento de su ciudadanía, la que ha estado adquiriendo conciencia de sus derechos sostenidamente. El paso necesario ahora, es como se encauza y se le dota de la capacidad de propuesta e involucramiento en la gestión de los servicios y solución de los problemas. El que está más cerca, sabe mucho mejor donde le aprieta el zapato y también de cómo solucionar sus problemas, por ende lo que se necesita es entregar las herramientas necesarias y el acompañamiento que, permita ir avanzando en pos de una ciudadanía más activa y responsable.

Una participación activa con responsabilidad de gestión y también sobre los resultados. La participación e involucramiento directo en un proceso de Asamblea Constituyente puede ser un punto de partida o una posibilidad de iniciar una nueva etapa con una hoja de ruta compartida por la mayoría.

La descentralización es un tema, que llego para quedarse y en esto, hay que asegurarse de que tenga el peso que se merece en el accionar estratégico nacional. Lo cual dependerá exclusivamente de la capacidad de las sociedades regionales de generar un liderazgo político nítido, tanto en lo institucional, como en la esferas ciudadanas, de modo que permitan apoyar y presionar estos procesos.

Dada la historia de nuestro país bajo un modelo fuertemente centralizado, la tarea resulta de alta complejidad. La experiencia regional durante los últimos veinticinco años, ha sido siempre decepcionante, entre otros por la falta de coordinación inter-regional y la ausencia de seguimiento y control sobre los actores clave a cargo de estos procesos.

La crisis política que experimenta Chile obedece, entre otros, a la ausencia de un proyecto socio político verdaderamente mayoritario y transversal que incorpore activamente a las comunidades regionales. La falta de esa mayoría mantiene en latencia una serie conflictos que se manifiestan periódicamente a lo largo del país, lo cual es preciso corregir.


Se hace necesario superar estas deficiencias, adaptando la institucionalidad política y modernizando el Estado a las nuevas circunstancias que Chile y sus regiones viven y deberán enfrentar en el futuro, en un mundo cada vez mas competitivo e integrado.

La Prensa Austral de Punta Arenas
El Libertador de Rancagua (07 dic 2013)
El Centro de Talca (06 dic 2013)
Austral de Temuco (08 dic 2013)