Grandes consensos
Para algunos, los últimos hechos acaecidos en el
mundo durante el último tiempo, bien podrían calificar como decía don Venancio,
un anuncio de “acabo de mundo”, en Rusia caen meteoritos después de mil años,
renuncia el Papa después de ochocientos años y el planeta se calienta a pasos
agigantados. Ya que estamos en esta, bien se podría aprovechar la ocasión para
avanzar en construir o concordar algunos de los grandes consensos, que como
país deberíamos hace rato haber logrado.
Por ejemplo, mucho se ha hablado sobre que hacer
con los ex presidentes o como aprovecharlos mejor, para algunos es como si
fueran un jarrón chino, porque si bien son valiosos, nadie sabe donde ponerlos.
Otra cosa sería, si cada uno de ellos al momento de abandonar el cargo o un
tiempo después, pudiera elegir alguno de los grandes temas trascendentes de
Chile y generar una fundación, con
recursos del Estado, que permita avanzar colaborando transversalmente en el
tema, lo cual conseguiría facilitar, incluso el trabajo parlamentario posterior
en la generación de políticas públicas. Así, en lugar de tenerlos a la
expectativa de que se puede o no reelegir después de pasados 4 años, mejor
tenerlos aportando sistemáticamente al país con su experiencia y contactos, por
supuesto se hace necesario legislar, para que no se puedan reelegir nunca, de
manera similar como ocurre en EEUU. Esto lo expresa Héctor Soto, "tal vez,
sería el momento de repensar, el estatus de los ex presidentes, impidiendo para
siempre toda reelección...como resguardo higiénico ...también bastante mas
sano."
Otro importante ejemplo, sería el trabajar entre
todos transversalmente un consenso básico, cual es el poder tener un único logo
de gobierno. El cual todos respeten y de esta forma, no estaremos cambiando de
imagen corporativa cada cuatro años, con cada nuevo gobierno, con lo costoso
que es y con lo que cuesta posicionar marcas de prestigio en el imaginario
colectivo. Nuestro Estado y Gobierno, independiente de quien gobierne deben ser
siempre de prestigio y esto se debe representar en el logo principal del país.
No hacerlo significa hacerse trampas en el solitario o trabajar para el
enemigo, a lo mas se le podría agregar el periodo de años correspondiente al
gobierno de turno para permitir la diferenciación respectiva.
Como un país sísmico, de interminable costa, con
la presencia de múltiples volcanes y fallas geológicas, nos damos el lujo de no
tener procedimientos base para el accionar de las autoridades, ni menos en la
formación de nuestros recursos humanos. Ni en el curriculo de la educación
básica, donde debiera ser materia obligatoria, la preparación para entender y
enfrentar las diversas catástrofes naturales que sistemáticamente ha
experimentado y experimentará Chile a lo largo de su historia pasada y futura.
El poder saber reaccionar ante un terremoto o un eventual tsunami, si se vive
en la costa, etc. son temas que todos debieran conocer al dedillo y ser capaces
de transmitirlas familiar y educacionalmente en todo momento. Este es un
desafío a enfrentar por las autoridades educacionales, no hacerlo sería una
irresponsabilidad de marca mayor, más aun considerando que se estaría faltando
el respeto a todas aquellas victimas y sus familiares, del último terremoto y
tsunami que asoló la zona centro sur de Chile hace un par de años.
Entre todos y transversalmente, es posible
construir un país mejor, organizándonos de una manera más eficiente. Estos
simples consensos, aquí enunciados, son la primera piedra, ya que además, no
presentan mayores conflictos entre los actores políticos.