martes, octubre 14, 2003

Inversión regional

(Austral Temuco 14 oct. 2003)

Recientemente el Instituto Libertad y Desarrollo (LyD) publicó un articulo denominado Inversión Regional: ¿Quién decide? el cual analiza el comportamiento de la inversión de decisión regional (IDR) durante los últimos años, buscando caracterizar en parte el grado de descentralización de las finanzas públicas en nuestro país.

Las principales conclusiones del trabajo de LyD demuestran crudamente como la descentralización financiera, en cuanto a decisiones regionales, en lugar de avanzar ha retrocedido. A medida que han aumentado los recursos que conforman la IDR, los recursos de libre disposición regional, los únicos realmente de resorte regional, se han ido reduciendo desde un cien por ciento a comienzos de la década pasada, para llegar a sólo un 31% para el presente año. Es decir, los mayores recursos traspasados no han sido de libre disposición para los Gobiernos Regionales.

Otra conclusión importante y que dice relación con la elección de los Cores por parte de los concejales, es que con la mayoría de los recursos (66%) de la IDR, se financian proyectos con un impacto mas bien local y no regional, esta cifra aumentará a un 73% para el próximo año incluso.

La tercera conclusión de LyD se refiere a que el crecimiento de la IDR no se ha visto acompañado de una mayor transparencia en su asignación nacional. De hecho, a medida que ésta ha aumentado, se ha reducido el porcentaje de aquellos recursos que “se distribuyen entre regiones con una metodología fijada por ley o reglamento y en alguna medida transparente o verificable”.

Es lamentable constatar lo que ha estado ocurriendo con la IDR, el centralismo siempre se las arregla para seguir manejando todo sin preocuparles siquiera la transparencia, no importa el nombre que se le de a los nuevos fondos o programas (ISAR, IRAL, etc.) o cuanto estos aumenten, los que deciden siguen siendo siempre los mismos.

Mientras tengamos una institucionalidad regional designada y sin la legitimidad democrática, que le permita hacer ver con la fuerza de los votos, los requerimientos y problemas regionales frente al nivel central, las regiones seguirán descendiendo en la escala de importancia política, relegadas a ser potreros de tercera o cuarta categoría.

Diego J. Benavente Millán

martes, octubre 07, 2003

Poder regional

Frente a la regionalización muchos políticos expresan que el tema central en este momento, más que discutir si los consejeros regionales deben ser elegidos por votación popular, es la entrega de mayores recursos y autonomía a las regiones. Gran descubrimiento gran, desde Pinochet que se viene escuchando la misma cantinela, que como siempre, corresponde a la estrategia de embolinar la perdiz.

La descentralización pasa por la redistribución del poder, hoy concentrado en muy pocas manos e instancias en la capital y, el poder, como todo político sabe, no se le regala a nadie, hay que conquistarlo. Para esto, se requiere acercar y vincular la generación del poder político con el territorio y su gente. Todo lo cual, requiere inicialmente de políticos que no sólo tengan real arraigo con su territorio, sino también políticos locales que se crean el cuento de su capacidad de ser autónomos en el poder definir los destinos de su región y porque no, a pensar el país desde su territorio.

El no poder elegir a los consejeros regionales e intendentes, es seguir igual que antes, en manos de los que están al servicio del sistema centralista, aunque parezcan que viven y son de regiones. Estos, en el fondo se orientan y son serviciales al objetivo central, limitandose a reforzar los argumentos de las cúpulas centrales, en lugar de ir al fondo del asunto desarrollando autonomía de pensamiento. Sin duda, la responsabilidad primaria frente al desarrollo político con autonomía y real representatividad territorial, en el esquema actual, depende de la capacidad de los políticos regionales, como son los parlamentarios que representan a las regiones.

Al analizar porque demora tanto la regionalización o el que no se cumpla el compromiso de elegir a los Cores, por ejemplo, uno llega a la conclusión final, de que la política la hacen los políticos y por ende ahí hay que encontrar las explicaciones.

Mientras las regiones no participen de un sistema que permita generar el poder, para que puedan surgir políticos auténticamente regionalistas, que se la jueguen por su territorio, seguiremos con un país muy centralizado donde las regiones, al no poder elegir a sus autoridades, pasan a ser niveles de tercera categoría. En ese tipo de país, seguramente a nadie de Chile le interesa vivir, ni menos dejarselo tal cual a las futuras generaciones.

Diego J. Benavente Millán