Amarga realidad
Amarga
realidad
El año 91 en las jornadas de regionalización
que organizaba CorChile, realizadas ese año en la Serena, ya se planteaba por
parte del MAR el poder tener intendentes elegidos y mayor autonomía regional,
ante lo cual el senador por Atacama Ricardo Nuñez se alarmaba en aquel
entonces. Sin embargo, en mayo del año pasado, es decir 16 años después, en
entrevista expresaba que “Chile requiere crecientemente de regiones
verdaderamente autónomas”, y más adelante lo reafirmaba con la siguiente frase:
“tenemos que avanzar hacia un estado nacional de regiones autónomas.” Con razón
los cambios en materia de descentralización y empoderamiento de las regiones
demoran tanto. Para nuestras elites la democracia es buena, pero no para las
regiones.
Si hay un tema sensible para las comunidades
regionales, en el cual no hay dos opiniones, es el del apoyo masivo a la
elección popular de los intendentes regionales, las distintas encuestas así lo
confirman. Otra cosa es que esto se difunda. Sin embargo, de los candidatos con
mayor opción en la próxima elección presidencial, no se oye padre, más bien son
partidarios de seguir con la figura de intendentes designados, lo cual posterga
y limita el desarrollo de los territorios. No solo esto, adicionalmente se somete
a las comunidades regionales a una rotación de autoridades regionales que no se
condice con la importancia y continuidad de la función de poder liderar el
desarrollo en cada una de las regiones.
Esta claro que mientras no se pueda elegir a
la primera autoridad regional, las comunidades de regiones, por una cuestión
sociológica, seguirán siendo habitantes de segunda o tercera clase y, el país
se seguirá concentrando en todos sus aspectos, de la manera grosera en que lo
ha hecho en el último medio siglo.
El día de las regiones celebrado por primera
vez en 17 ciudades este año el 31 de marzo, fue una prueba palpable de la
energía regionalista. La única alternativa que le va quedando a las regiones,
es levantar un candidato presidencial propio, que en la próxima elección
presidencial los represente y pueda dar cuenta al país del clamor de insatisfacción
política regional.