Llegó la hora
Llegó la hora
La elección presidencial y parlamentaria, representan una
oportunidad para las regiones y sus planteamientos, sin embargo para revertir
la relación de dominio central sobre las sociedades regionales, no basta con
volver a desplegar el pliego de medidas y comprometer a los candidatos frente a
la prensa, ya que igual no los cumplen. Nos han hecho huevo pato, hasta el
cansancio, de una vez por todas hay que decidirse y actuar todos juntos, las
gentes de regiones en pos de un país distinto. Un país que se piense y se
diseñe desde las regiones, las elites centrales no lo han hecho bien y es
necesario relevarlas, potenciando los liderazgos auténticamente regionales, con
testimonio de vida y arraigo en los territorios.
La fuerza regional ya ha dado pruebas de coordinación
transversal y éxito cuando se propone
causas justas y objetivos alcanzables, la votación en el Congreso en
abril del 2003, que impidió que en
Santiago se instalaran casinos y la reciente instauración ciudadana del 31 de
marzo como el día de las regiones celebrado por primera vez y simultáneamente
en 15 regiones y 17 ciudades, son dos ejemplos que señalan un camino claro.
Basta de seguir las pautas que nos mandan las cúpulas
nacionales de todo orden, que nos tienen acostumbrados, como máximo, a aspirar
a parches de una institucionalidad centralista que nunca dará el ancho y a
desempeñar roles de subordinación o sometimiento, crudamente retratados con los
intendentes designados y el escaso peso que tienen en el concierto nacional.
Hay que aprender del fenómeno Enriquez-Ominami y atreverse a
provocar a los jóvenes de Chile, para que en todas las regiones se pueda
iniciar un gran movimiento pro derechos e igualdad de oportunidades para todos
los habitantes del territorio nacional, que culmine en una gran primaria de
candidatos regionalistas a presidente provenientes desde el norte grande
pasando por el centro y llegando al sur profundo. Esto nos permitirá, si las regiones se
atreven, por un lado, difundir nuestra justa propuesta convocando y provocando
al país entero, aprovechando los medios nacionales tan centralizados y, por
otro, encantar a quienes hoy están alejados de la política ante la ausencia de
banderas de lucha que los motiven.
Es hora de asumir el protagonismo que Chile reclama de los
líderes regionales, basta de recoger migajas de lo que es políticamente
aceptable bajo la cultura centralizada. El país puede contar con las
comunidades regionales para enfrentar desafíos mayores, construyendo una nación
descentralizada, justa y equitativa, donde las decisiones y recursos se
administren cerca de la gente. Donde las gotas de agua lleguen a las distintas
personas y realidades regionales y, no se sigan quedando a lo largo de la
manguera. Las regiones a las grandes ligas, entre todos se puede.
Diego Benavente M.
Diario El Sur
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