sábado, abril 13, 2013

Viejos y centralistas

Hace diez años atrás, comentando las cifras del censo del 2002, titulamos una columna “Censo y centralismo”. Década tras década, en este mes de abril, de manera cruda e impactante, las cifras de cada censo poblacional nos recuerdan el efecto galopante del centralismo en Chile.

El gran Santiago al censo del 2012 probablemente, cuando se conozcan las cifras finales, se acercará a los siete millones de habitantes, concentrando el 40,2% o mas de la población del país, que comparado con las regiones extremas de Magallanes con un 0,96% y Arica Parinacota con un 1,2%, dejan en evidencia los graves desequilibrios territoriales y la ausencia, por ya casi medio siglo, de una política que busque revertir esta destructiva tendencia.

Al 2002 eramos la excepción en la región ya que si bien Santiago seguía creciendo, otras capitales como Ciudad de México, Caracas, Buenos Aires y Lima perdían representación dentro del contexto urbano de sus propios países.

Asimismo la tasa de crecimiento de población anual intercensal (por 100 habitantes), es muy preocupante ya que pareciera que en lugar de crecer, nos vamos achicando. Entre el año 1982 y 1992 la tasa era de 1,64, entre el 92 y el 2002 fue de un 1,24 y entre este ultimo año y el 2012, alcanzó solo al 0,99. A este paso con suerte llegaremos a los 17 millones de habitantes que anunció el presidente Piñera, cuando se conozcan los resultados finales.

Por otro lado, si se comparan las personas de 60 años o más por cada 100 habitantes menores de 15 años, a este censo eran 67,1 personas, y al censo del 2002 solo eran 44. Emulando la letra de la famosa canción, los censos pasan y nos vamos poniendo y siendo cada vez más viejos.

La madre del cordero del crecimiento de Santiago, decíamos hace diez años atrás, se podía encontrar, por ejemplo, en la evolución del precio del suelo capitalino, que registraba en aquel entonces un aumento sobre el mil por ciento en los últimos 13 años. Otro indicador que nos entrega este ultimo censo, que refuerza esta grave tendencia, es que la región metropolitana concentra a 2 de cada 3 de los habitantes del país que poseen un magister o doctorado, en tanto la region de Aysén apenas alcanza al 0,2%.

Otro aspecto interesante lo constituyen las cifras de la población que pertenece a un grupo étnico, donde si bien La Araucanía, region identificada con la alta presencia del pueblo mapuche, es la region con mayor porcentaje de su población bajo esta condición, con el 31,6%, en número total de personas, la region metropolitana mas que duplica a la region de la Frontera, con 576.990 habitantes perteneciendo a algún grupo étnico. Así como las cuentas de colores y espejos deslumbrantes, servían para atraer a los indígenas de América, hoy las luces de la gran ciudad y el centralismo, logran atraer a mas de medio millón de descendientes de nuestros pueblos originarios hacia la gran capital.


Tanto en abril del 2002 como hoy lamentablemente, constatamos que la descentralización en Chile es sólo un mito y que el regreso a la democracia no ha cumplido con los sueños de la gente de regiones. Esta amarga frustración nos hacía recordar, en la columna ya citada, el chascarro del Presidente Ramón Barros Luco. A quien en una ocasión le llegó una misiva de un pueblo del Sur: se inundaban constantemente, carecían de pavimentación, sufrían cortes de luz, puras calamidades. El mandatario les respondió: "Mejor vénganse a Santiago".

El Libertador de Rancagua