sábado, marzo 16, 2013

Ya viene

Al parecer este fin de marzo será clave para la Concertación y por supuesto también para Bachelet, ya es casi un hecho que va a volver y de salir electa, como ya aseguran anticipadamente muchos de la Concertación, lo será no por el factor novedad, que sin duda ya no lo tiene, sino porque ella, conforme a lo que fue su anterior mandato y por lo que especulan sus mas cercanos, léase entre otros el senador Escalona, asegura un gobierno sin estridencias de la izquierda. Podrá ser un gobierno plano sin mucha innovación, ya que los rostros ya conocidos, sino lo hicieron antes, porque podrán ahora ser distintos, dirán muchos. Pero sin duda, será un gobierno que le dará mayor espacio al mundo más izquierdista en su acceso al poder, pero esto será sin derecho a volante, a lo mas maleta, ya que ese deberá será su gran atractivo y seguro para aspirar a salir elegida.  Para poder ganar, entre otros, deberá darle tranquilidad al Chile conservador del centro político.

Tal como lo expresa Ricardo Solari, "la gran tarea de Bachelet es ajustar las expectativas a varias realidades", ya que serán muchos los que querrán que los interprete en particular. La apuesta a la que se jugarán muchos, será nuevamente por un figura del tipo maternal, que asegure el orden en la sala y de tranquilidad incluso a la derecha empresarial, ya que gobernará como antes, dentro del cauce democrático y el respeto a las reglas del juego. Aunque este, no sea el juego en que quieren algún día psrticipar, los del ala más  extrema, como es el caso de los comunistas, en su ruta a la Moneda. El lema podría ser, no es necesario avanzar dando brincos largos, si algo se puede hacer a paso corto, pero seguro. Incluso a veces sin avanzar se genera sensación de progreso, por la pura inercia institucional acumulada por la sociedad.

Para jugar a la democracia, lo primero es participar y adecuar las expectativas. En países mas conservadores que revolucionarios, como lo es Chile los grandes cambios se deben construir de manera evolutiva y acumulando experiencia, institucionalidad y participación. Por otro lado, asegurar gobernabilidad para enfrentar los cambios sociales en la dirección que el país requiere, cada vez tiene menos que ver con los rostros, por el contrario, esto pasa más por los espacios de participación que se puedan abrir y por las cuotas de poder que se este dispuesto a traspasar.

Por decirlo de otro modo, Bachelet aunque en su fuero interno así lo quisiera, no asumirá por ejemplo el liderazgo ni las banderas de la izquierda latinoamericana que Chávez dejo vacante con su partida.

Su desafío será poder crecer económicamente para superar lo que no hizo en su periodo anterior y para esto deberán extremar su habilidades los economistas de su equipo, para aprovechar, por un lado, el vuelo que ya augura la bonanza, gracias al eficiente manejo económico del gobierno de Piñera y por otro, el tratar de mantenerlo o incluso incrementarlo. Lo cual será parte de los postulados programáticos que aun no se conocen y a lo cual, ahora último se le debe asociar un triunfalismo anticipado que, expresado en palabras del cientista político Patricio Navia en una reciente columna, son como “el síndrome de la carrera ganada que se enfrenta ahora con la duda sobre el contenido del esperado mensaje de Bachelet.”


Si no fuera posible la reelección para quienes ya han ocupado el cargo de presidente de la República, como lo decíamos la semana pasada, lo más probable es que ya estaríamos inmersos en una rica y sana discusión política entre los distintos aspirantes a ocupar la cabecera. Pero en fín, ya no queda mucho para iniciar el debate, porque ya viene.

El Libertador de Rancagua