La nueva política
Primera escena: El ex asesor de
Bachelet, mientras ella estuvo en la Moneda, Francisco Díaz, en su columna en
un matutino, se mostró recientemente muy partidario de poder “revisar a fondo
la estructura de la regionalización en nuestro país”, agregando a renglón
seguido, de que viene siendo “hora de atreverse con reformas políticas de fondo
para una nueva ciudadanía”. Pero esto como todos saben, depende exclusivamente
de nuestros representantes, los parlamentarios y sus partidos políticos, de
nadie más.
Segunda escena: sobre el accionar de
estos relevantes actores del sistema político, Sergio Melnick decía hace poco,
con motivo del nuevo impulso para llevarse el Congreso de vuelta a Santiago de
algunos de ellos, “la descentralización ha estado en la boca de todas las
promesas electorales concebibles, y nunca se hace nada significativo”.
Parlamentarios que, como el lo expresa, “son todos en realidad de Santiago o
miran a Santiago, y a veces van a las regiones a marcar presencia para poder ser
reelegidos. Es todo una hipocresía máxima.” Al pan pan y al vino vino.
Tercera escena: Ante el 30%
evasión en febrero del Transantiago y así como ha venido ocurriendo desde que
partió este engendro, cuando se implementan medidas o subsidios para corregir
el daño sobre los habitantes de la capital, en paralelo se busca compensar a
las regiones con medidas en el mismo sector transportes, lo necesiten o no. En
ningún momento, siquiera se detienen a pensar en lo que las regiones requieren.
Santiago se resfría y reparten dominales para todo Chile, cuando en las
regiones los remedios que se requieren son otros.
Cuarta Escena: el
arquitecto Mathias Klotz se pregunta en una columna dominical de un medio
nacional, analizando la futura política de desarrollo urbano para Chile, si
“finalmente se
va a fomentar el crecimiento de las ciudades en regiones, de modo de poblar el
país de manera equilibrada, coherente y sustentable, o si vamos a seguir
permitiendo y subsidiando el crecimiento de una única ciudad que, por su
topografía, jamás resolverá los problemas de ventilación que padece”. En otras
palabras, seremos capaces de cambiar el lema o profecía imperante en las
distintas ciudades y pueblos del país, que dice “el último apaga la luz”.
Muchos son los que piensan
que Chile
necesita un brinco 3.0, que le permita pasar de la inercia centralista, al
nutrirse de la creatividad y el emprendimiento de todos sus territorios, y que en esto, los jóvenes son los llamados a
encabezar el proceso, dada la coyuntura del aumento sustantivo de la masa de
nuevos votantes. Así, el gran desafío de nuestra juventud, es jugarse por el
gran cambio de nuestra política. Esta, hay que airearla, acercarla a la gente,
hacerla creible y arraigarla con los territorios regionales. De modo que se acabe
la palabrería hueca, las inconsecuencias y empecemos de una vez por todas,
hacer política con mayúscula. Al igual como la que se hizo en el pasado, cuando
se buscaba construir un país conformado por distintas realidades, no como hoy,
que todos trabajan para una sola ciudad.
La Prensa Austral de Punta Arenas
El Centro de Talca (12 may 2012)
Austral de Temuco (29 abr 2012)
El Centro de Talca (12 may 2012)
Austral de Temuco (29 abr 2012)
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