viernes, enero 13, 2012

Jugando con fuego

Sin duda el fuego es un elemento que así como ayuda al hombre también le provoca grandes daños cuando se torna incontrolable y más aun cuando este es usado como fuego destructor y herramienta de lucha ideológica o para protestar frente a situaciones conflictivas de la sociedad.

En los últimos días hemos podido constatar como se han quemado miles de hectáreas del Parque Torres del Paine y más de 25 mil hectáreas de bosques y una planta industrial de paneles, en la región del Bío Bío, fuego iniciado en 8 focos de manera intencional y simultanea, al igual como ha estado ocurriendo en otras áreas como Carahue, con la lamentable pérdida de siete vidas humanas de brigadistas que combatían los incendios. Pero también esta forma de atentar contra los recursos productivos, ha estado afectando a algunos agricultores de La Araucanía que son atacados en la oscuridad de la noche por violentistas que les queman galpones, sus casas, tractores y maquinaria.

Una vez más, algunos de los equivocados de siempre, escondidos y a mansalva, atacan con fuego asesino al esfuerzo privado, buscando generar terror y ahuyentar a quienes invierten, viven y trabajan en La Araucanía, dando empleo además, donde es más difícil, en lo rural. De esta catástrofe, hay que sacar lecciones que permitan enfrentar a futuro este tipo de brotes violentistas, que no representan ni siquiera el sentir de quienes dicen defender. Es deber de la sociedad toda ejercer su dominio, usando las distintas instituciones disponibles, de modo de poder anticipar estos eventos con inteligencia y poder también prevenirlos, más aun cuando a ojos vista existe una calendarización que se repite y que obedece a estrategias y coordinaciones previsibles, que buscan generalmente provocar el mayor impacto mediático. De otra forma, siempre se estará jugando el juego de los que con la violencia buscan alcanzar sus objetivos políticos.

Las culpas también son compartidas, donde el dejar hacer, la permisividad y las señales que van en sentido contrario a un estado de derecho, con reglas del juego conocidas y que se respetan, abundan en un Estado centralizado que por décadas no le ha otorgado la importancia ni los recursos que ameritan, complejas realidades que se presentan en regiones, como lo es el Sur y en especial la Frontera.

Somos un país forestal y nadie mejor que nosotros debiera saber controlar los fuegos, incluso si son provocados intencional y simultáneamente. La coordinación público privada, en seguridad y prevención, debería fluir y ser eficiente en poder implementar las medidas que permitan simular escenarios, anticipar medidas y medir su efectividad, para mejorar los procesos permanentemente. De modo que el costo de usar la violencia del fuego asesino, aprovechando las condiciones estivales de la naturaleza, sea cada vez más alto para aquellos que aspiran a seguir usando este tipo de herramientas.  EEUU destina al combate de incendios forestales del orden de 4 dólares/hectárea y en Chile sólo se destina 0,75 US$/ha.

Al igual que con los terremotos, los incendios forestales y los ataques derivados de eventuales conflictos, seguirán ocurriendo en el futuro, por lo tanto la sociedad debe prepararse y ser capaz de enfrentarlos de manera eficiente y minimizando los riesgos. El no hacerlo, significa que varios estarían dejando de hacer su pega.

La Prensa Austral de Punta Arenas
Austral de Temuco (08 ene 2012)