Felicidad vs. producto
Cuando el mundo
parece estar patas para arriba, surgen noticias interesantes que a uno le
devuelven el alma al cuerpo, como lo son por ejemplo, los resultados de la
tesis “La felicidad en Chile: una aproximación a sus determinantes” de Raimundo
Undurraga de la U. de Chile y dirigida por el profesor Dante Contreras, dada a
conocer por Capital. Según esta investigación, la edad y los años de
escolaridad no muestran efectos significativos como determinantes de la
felicidad, pero sin embargo el vivir en la Región Metropolitana disminuye la
probabilidad de ser feliz respecto a otras ciudades del país. Esto viene a
ratificar la fuerza que tiene uno de los fundamentos base del regionalismo,
cual es la mejor calidad de vida de las regiones vs. Santiago, lo que
lamentablemente en muchos ciudadanos no ha permeado, dada la predominancia de
una cultura nacional que tiende a sobrevalorar el vivir en la capital por sobre
cualquier territorio.
Esta cultura y
sociedad nacional que también ha recibido embates de los indignados, como los
que han experimentado otros países,
producto entre otros, según el empresario oriundo de Coihaique Victor Hugo
Puchi, a la creación de sobreexpectativas, donde la gente a través de la TV se
crea expectativas de sueños inalcanzables. Para él, “hay que aprender a vivir
de lo que uno hace, gozar lo que uno tiene y no mirar tanto al potrero del
vecino”, ya que esta tendencia de vivir comparándonos y mirando para el lado,
“nos destruye el nivel de felicidad que tenemos”. Y puchas que es importante la
felicidad, es etérea, a veces indefinible, pero es lo que le da sentido a la
vida. Ya son varios los países que se están preocupando del tema.
En medio de los
Himalayas, entre China e India, está el reino de Bután, el primer y único país
del mundo que cambio la forma de medir su crecimiento. Desde hace ocho años se
rige por “la felicidad”, algo que a su gente realmente le importa y, cambio el
PIB (Producto Interno Bruto) por la Felicidad Interna Bruta (FIB). Este
indicador se sostiene sobre 4 pilares: desarrollo socioeconómico sostenible y
equitativo; preservación y promoción de la cultura; conservación del medio
ambiente y buen gobierno. Bajo este concepto han construido una batería con 72
variables, agrupadas en ingreso per capita, salud, acceso a la educación,
bienestar emocional y psicológico, diversidad cultural, empleo del tiempo,
capacidad comunitaria de sobreponerse a situaciones límite, vitalidad de la
sociedad y calidad del gobierno.
Bután no está solo,
David Cameron, primer ministro de Inglaterra expresó hace no mucho, “llego el
momento de admitir que hay más cosas que el dinero” y, solicitó a la Oficina de
Estadísticas comenzar a medir la felicidad de los ingleses. Sarkozy en Francia,
le pidió al economista y premio Nobel Joseph Stiglitz diseñar una formula que
incorpore el indicador de felicidad en la medición del PIB.
En Chile para no
ser menos, por un lado, el presidente Piñera
le encargó al PNUD que su próximo informe (primer trimestre 2012) se
dedicara a la felicidad y por otro, Lavín ha incorporado preguntas alusivas al
tema en la encuesta Casen. A lo anterior se suma el que la CocaCola instala su
segundo Instituto de la Felicidad, precisamente en Chile, el primero está desde
el 2007 en España bajo una alianza con la Universidad Complutense. En tanto la
Cámara de Comercio de Santiago lanzó su índice de felicidad, el cual ha caído
desde su debut en mayo de 2011, producto del descontento social y las
manifestaciones.
Austral de Temuco
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