viernes, noviembre 04, 2011

Frustración y desconcierto

Hace algunas semanas el ex presidente de Icare Hans Eben, en una presentación publicada por un matutino dominical, da cuenta de la crisis que vive el planeta y, que también afecta a nuestro país. Esta enfermedad según el, es sociológica y afecta a todos los estamentos de la sociedad, donde el ritmo frenético de la vida cotidiana ya no permite dialogar ni compartir. La calle se ha empoderado en desmedro de los gobiernos y del Parlamento y los jóvenes con las redes sociales han adquirido un protagonismo que nadie se imaginaba. La frustración según Eben, es la enfermedad del siglo 21 que sufre el mundo y para enfrentarla, promueve a la familia como salida. Si bien su análisis y diagnóstico es certero, a nuestro juicio esto es como no dar cuenta del bosque estando uno metido en medio de los árboles. No basta con denunciar y describir detalladamente los escenarios catastróficos, siempre es bueno ir un poco más allá en la solucionática. Si estamos donde estamos es porque no hemos alejado de la realidad y ya hace tiempo que los que están a cargo del mundo, andan en la suya y no dan en el blanco hace rato. El desconcierto es generalizado.

La mejor forma de combatir la frustración es con motivación a la vena y para esto lo que realmente se necesita es tener y promover causas nobles que le den sentido a las vidas, sobretodo de los jóvenes, a nuestras organizaciones, territorios, comunidades y países. Causas de real sentir que la frustración enfermiza de este siglo no ha permitido que afloren, como por ejemplo hacer de Chile un país más justo en lo territorial, social y económico. Todos sabemos que el gran y mayor desafío nacional es poder lograr hacer del desarrollo una realidad a lo largo de todo Chile y no solo en las grandes urbes, especialmente en la región metropolitana. Aquí hay una gran oportunidad de poder pensar, diseñar y construir Chile con todos, sin importar donde uno habite.

No podemos pasarnos toda la vida lamentándonos o esperando que alguien mas nos arregle nuestros problemas, en especial si las soluciones provienen como siempre de nuestra elite capitalina, que ya no es capaz de proponer lo que el país necesita. Donde cada cual como lo expresa Cristian Warnken, “parece estar actuando por cálculos mezquinos, muy pocos son ya los que despiertan admiración, y nadie parece dar ni la vara ni el ancho.” Solo tienen en consideración o cuidan lo que le es útil para sus intereses, a lo mas proteger el humedal de Tunquén o las dunas de Reñaca y el bosque de Zapallar, pero del país profundo ni idea.


Faltan líderes que propongan sueños potentes, que motiven y convoquen a la búsqueda de respuestas, que ya no están, como era antes en lo global o en el mundo. Donde uno mire, andan en las mismas. Por lo tanto, hay que buscar más cerca, probablemente nos encontremos con la sorpresa que están aquí, a media cuadra, a la vuelta de la esquina, en la quebrada aledaña, todo en nuestro propio país, en sus pueblos y villorrios aislados, solitarios, desconocidos y olvidados. Mirando la parte llena de este vaso, semi vacio por la frustración y el desconcierto, es posible que haya llegado el momento que hemos estado soñando y esperando, la hora de todos y no más, la de sólo unos pocos “bien nacidos” y requete contra bien ubicados.

La Prensa Austral de Punta Arenas
El Centro de Talca (29 oct 2011)
Austral de Temuco (16 oct 2011)