Educación y Universidades
La
inversión pública en educación en Chile durante
los últimos 10 años ha crecido de 3.891 millones de dólares el 2005 a 12.849
millones de dólares el 2014, es decir ha aumentado en un 330% en una década.
Sin embargo los resultados siguen siendo mediocres, se mantienen y agravan los
problemas estructurales y las protestas estudiantiles no amainan. Un ejemplo de
lo anterior es que en esta misma década la Educación Municipal ha perdido mas
de un 1/3 de su matricula y la particular subvencionada tampoco da el ancho.
El
gasto anual del Estado y las familias en educación a nivel nacional se eleva
aproximadamente a los 20 mil millones de dólares, de los cuales la educación
superior recibe el 38,2% de los recursos, pese a representar sólo el 22,3% de
los alumnos. En cambio la educación básica junto a la educación parvularia, que
representan en conjunto el 56% del alumnado, sólo reciben el 45,5%, como ellos
no protestan, han ido quedando cada vez más a la cola.
Por
el contrario, se conforman ahora, el G-9 como la Red de Instituciones públicas
no estatales, con la P. U. Católica liderandolo y el CUECH Consejo de
Universidades Estatales de Chile con la U. de Chile haciendo de cabeza de serie,
aunque el vocero se rote, la casa de Bello hace valer su peso a la hora de los
quibos. Ambas se amparan en su grupo, sobretodo en este tipo de negociaciones
conflictivas con el Estado, que se suceden cada cierto tiempo. Pero al corto
andar, cada una tira para su lado y hasta se unen entre si cuando las
circunstancias ameritan, para presionar a quien haya que hacerlo para mantener
sus cuotas de cooptación de los recursos del Estado. Estos como es de esperar,
en gran medida benefician a la capital aumentando su atractivo concentrador,
que se refleja en una serie de indicadores. De acuerdo a una investigación de Ciper, para el período
2001-2011 gracias a la Ley de Donaciones, las universidades chilenas recibieron $191 mil millones de pesos, de los cuales la
PUC y la Chile recibieron el 36,3% y si se les suma la privada Universidad de
los Andes, esta cifra prácticamente alcanza al 60%.
La desigualdad del sistema
educacional queda en evidencia, ya que las universidades más favorecidas son
aquellas capitalinas con más recursos y que educan a los sectores más
acomodados del país.
Es
bueno sincerar la cosas, a partir del 81 se desfavoreció a las universidades
estatales, especialmente regionales, al hacerlas competir deslealmente mano a
mano con grandes instituciones privadas como la PUC, que además se benefició
con su cercanía con el Gobierno Militar y las elites capitalinas. Estas
universidades regionales, por lo general son las que reciben el aporte basal y
fiscal directo más bajo, haciéndose cargo de los estudiantes más pobres,
problema del país, que ellos sienten no se les retribuye.
Hay
que definir los distintos roles, su aporte al país y sus regiones y, si se
quiere favorecer a unas, estas debieran ser las con clara vocación regional y
se comprometan por un país enfocado en sus territorios, en especial los más
desfavorecidos y aislados. Sin discriminar, pero al menos se hace necesario dar
incentivos para que puedan competir en igualdad de condiciones y premiar las
acciones de descentralización.
Es
clave ordenar el sistema, sobretodo antes de repartir la torta, sino puede que
los mismos vuelvan a quedar con las cartas marcadas. Pero en esto, también las
instituciones deben hacer lo propio al interior de sus organizaciones, donde
las malas prácticas e ineficiencias son pan de cada día. Habrá que consultar a
los interesados, pero a la hora de resolver y repartir, hay que hacerlo sin
ellos.
Pruebas
al canto, mis tres hijos son ingenieros industriales, los dos primeros
egresaron de la U. de La Frontera y la tercera está en 4º año en la PUC, ya le
dieron tarjeta Platinum y accede a los salones vip de los aeropuertos y su
padre ingeniero civil de la Universidad de Concepción con 26 años de trabajo
ininterrumpido en la profesión, se queda mirando desde afuera.
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home