Dimes y diretes
En una reciente entrevista en
medios regionales, Mario Marcel subdirector de Gobernabilidad y Desarrollo
Territorial de la OCDE, expresó interesantes conceptos sobre la aproximación de
esta organización internacional al tema territorial, comparándolo con nuestra
realidad. En lo fundamental expresaba que la filosofía para mirar el
territorio, es un poco distinta de lo que estamos acostumbrados en Chile. Según
el, “en Chile estamos acostumbrados a pensar siempre todo desde la perspectiva
de los recursos, del financiamiento fiscal, pero en el enfoque de la OCDE es
decir “miremos el territorio, cómo desde el territorio se genera crecimiento,
cómo desde el territorio se genera cohesión, y qué es lo que se requiere como
instituciones y recursos para poder lograr eso”. Entonces, la lógica es un poco
al revés: valorar la importancia del territorio, entender el territorio como
una unidad básica para todo lo que son las políticas públicas y luego qué es lo
que se necesita de gobernabilidad en esa instancia, y de recursos.” Habría sido
buenísimo que hubiera tenido esta visión cuando ostentó el alto cargo en
Hacienda.
Mas adelante Marcel agrega, “somos
el país más centralizado de todos los países miembros de la OCDE, en términos
de población y en términos de producto- Y al mismo tiempo somos el país que
tiene las mayores desigualdades territoriales a su interior de los países
miembros de la organización”.
Otro que aprovechando su despedida
del cargo, se manda buenas declaraciones, es nada menos que Victor Pérez, el
Rector de la Universidad de Chile. En plena discusión educacional dice: “Siento que los temas de educación están
siendo pensados, debatidos y decididos desde Santiago y desde la Plaza Italia
para arriba, -y no veo una dosis de sentido común- que no ve que el principal
problema, el problema fuerte de Chile, es la mala calidad de la educación
pública. Y mientras los colegios municipales públicos, no tengan una calidad
del mejor nivel, vamos a seguir matando los sueños y la esperanza de esos niños
y niñas que generalmente viven en sectores de muy pocas oportunidades. …da la
impresión de que la gente no conoce las precariedades de lo que sucede en
regiones.” Habría sido lindo que dijera esto mismo, cuando estaba asumiendo su
cargo, porque a la hora de los quibos la pelea por recursos siempre tuvo los
mismos ganadores de siempre, las universidades de la región metropolitana.
En estos dimes y diretes, resalta
lo que expresa a un matutino capitalino, Pablo Valenzuela, destacado Biólogo y
Director Científico de la Fundación Ciencia&Vida,
"Si queremos avanzar en una economía del conocimiento, se requiere más creatividad e inversión." Y sobre el estado de la ciencia en Chile, es categórico, "Está mal, en su institucionalidad. La planificación cambia cada cuatro años. Llevamos mes y medio de gobierno y no sabemos quienes van a dirigir la ciencia en Chile. Hace años que se habla de tener una institucionalidad distinta, de Estado y no de gobierno, como el Banco Central, que permita fijar políticas a largo plazo. Pero no ha salido. Se habla de un Ministerio de Ciencias, pero no es tanto el tipo de institución, sino que como se estructura, porque si se cambia cada cuatro años, es la misma estupidez no más." Coincidiendo con él, nos describe la vieja dinámica electoral del diente de sierra, que hemos descrito en anteriores columnas y que consiste, en que cada cuatro años se destruye lo anterior para armar nuevas iniciativas como si el mundo estuviera partiendo, cada vez de nuevo.
"Si queremos avanzar en una economía del conocimiento, se requiere más creatividad e inversión." Y sobre el estado de la ciencia en Chile, es categórico, "Está mal, en su institucionalidad. La planificación cambia cada cuatro años. Llevamos mes y medio de gobierno y no sabemos quienes van a dirigir la ciencia en Chile. Hace años que se habla de tener una institucionalidad distinta, de Estado y no de gobierno, como el Banco Central, que permita fijar políticas a largo plazo. Pero no ha salido. Se habla de un Ministerio de Ciencias, pero no es tanto el tipo de institución, sino que como se estructura, porque si se cambia cada cuatro años, es la misma estupidez no más." Coincidiendo con él, nos describe la vieja dinámica electoral del diente de sierra, que hemos descrito en anteriores columnas y que consiste, en que cada cuatro años se destruye lo anterior para armar nuevas iniciativas como si el mundo estuviera partiendo, cada vez de nuevo.
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