domingo, mayo 22, 2011

Ser o parecer

La identidad política y el como esta se visibiliza en el accionar del día a día, ya sea por parte del gobierno como de la oposición, ha estado muy presente desde hace un año, y ahora especialmente en las reyertas frente a una fecha tan importante como es el 21 de mayo, día de la cuenta republicana, cuando el presidente informa a la nación.

Sin duda, muchas de las políticas que ha impulsado el gobierno en este primer año, bien pudieran corresponder a tareas que debió haber asumido la Concertación en sus veinte años de gobierno. Lo cual no agrada a nadie si se lo recuerdan muy seguido, sobretodo cuando se está en la oposición. Donde los espacios y tribunas público-mediáticas, disponibles para poder marcar y comunicar posiciones, son ostensiblemente menores a las que se dispone cuando se es gobierno. Si bien se echa de menos el poder y gobernar, más se echa de menos la atención mediática en la agenda propia.

Cuando se produce la alternancia en el poder como un resultado del juego democrático, la tendencia natural de quienes acceden al gobierno, de querer diferenciarse, en lugar de parecerse a la coalición que les antecedió, se diluye y confunde en la medida que la estabilidad económica e institucional así lo aconseja. Mientras no ocurran grandes crisis la situación se mantendrá así y para muchos, esto será uno de los beneficios del desarrollo socioeconómico.

Este escenario, no es exclusivo de Chile, sin ir más lejos, basta mirar al norte y ver como en nuestro vecino país del Perú, ambas posiciones y programas políticos de Keiko y Humala, se aproximan en el fragor de las encuestas, hacia el centro y en su competencia por dar, cada vez más, señales de asegurar la estabilidad. Da la impresión, visto desde afuera, que no importa ni siquiera el orígen tan diverso de las candidaturas, las diferencias entre lo que podrían ser sus gobiernos, no serán significativas. Incluso pensando en que, en algún momento del fragor de la primera vuelta, el tener que optar entre uno y otro, fue catalogado por un destacado escritor y excandidato presidencial, como el tener que optar entre el Cáncer y el Sida. Lo más probable, es que el que gane va a continuar con la posta que iniciaron Toledo y Alan García, primando el mantener la estabilidad institucional y económica, que les ha asegurado el sostenido crecimiento que han venido experimentando con singular éxito.

En nuestro país, en este tema el gobierno no la ha tenido fácil, debiendo actuar bajo el fuego cruzado de la oposición, que echa de menos la exposición pública de palacio y que aun busca dar con su perfil y, el de sus partidarios, a quienes les causa cierta desazón, no sólo los autogoles por la inexperiencia, sino también la ausencia del tan manido relato. Algo épico, que les haga sentido a los suyos o marque la diferencia en lugar de seguir, como dicen algunos, haciendo más de lo mismo.

En palabras del ex ministro de Hacienda Hernán Büchi, es un error estratégico decir, “mira yo soy igual a lo que venía“, según él “no hemos sido capaces de cambiar el escenario… y  este gobierno aún no ha marcado la diferencia”, agregando finalmente que, “no se va a construir mayoría política pareciéndote a tu adversario”. Por su parte Enrique Barros el saliente presidente del Colegio de Abogados, lo describe así: “la gente en política se mueve con ideas, percepciones, orientaciones y un gobierno como éste – después de tantos años de la Concertación, que derivaron en una dirección extremadamente asistencialista, y con problemas de gestión y despilfarro – tiene el deber de producir esta inflexión”.

A la derecha política, ya sea por el pasado o por algún otro motivo, le cuesta salir a la palestra y promover abierta y decididamente sus ideas, si quisiéramos describir esta curiosa encrucijada por la cual atraviesa, la podríamos definir  así: ser o parecer, esa es la cuestión.