domingo, mayo 08, 2011

TV or not TV

Hoy en día el tema del comunicar es clave y en esto, tanto la conectividad en todo lugar, como la televisión con su desafío de digitalización, representan grandes oportunidades en la medida que como país, esto se mira con visión amplia e incluyendo a los territorios, que en muchas partidas, han sido pasados por el aro o pasan piola frente a la modernidad que, siempre adorna a la capital de manera innovadora y con gran facilidad.

En esto, no hay para que inventar la pólvora, basta mirar lo que están haciendo otros países, como Australia por ejemplo, que ya tiene un ministro de la Banda Ancha, quien visitó recientemente nuestro país en el marco de la conferencia internacional denominada “Infraestructura de Conectividad Avanzada para una Economía Digital”. Para ellos, “el acceso equitativo y universal a redes de banda ancha es clave para la entrega en línea de bienes y servicios públicos, el fortalecimiento de la cohesión social y la promoción de la diversidad cultural”, temas que por lo demás nos vendrían como anillo al dedo en Chile y en especial en nuestra Araucanía rural, donde la democracia y los servicios llegan generalmente hasta donde se acaba el pavimento, si es que.

A medida que se entregan más servicios vía Internet y las nuevas herramientas de comunicación en línea se hacen cada vez más populares, es importantísimo que todos y en todo lugar, puedan tener acceso a la infraestructura de banda ancha para acceder a información en línea, redes y servicios, especialmente para la educación. Así la democracia se hace carne para todos los ciudadanos, sin importar donde se viva. Dada la relevancia del acceso a banda ancha competitiva, de alta velocidad, es imperioso, al menos desarrollar una respuesta de política que sea la que mejor se adapte a nuestras propias necesidades. Esta, sin duda también se debe complementar y potenciar con la futura disponibilidad de televisión digital, cuya ley está actualmente en discusión en el Congreso.

La importancia de esta ley de TV digital, es que no sólo permitirá que podamos tener alta definición, sino además que puedan surgir nuevos canales regionales, locales y comunitarios. Asimismo se espera que regule un mayor número de horas de contenido cultural y campañas de bien público, todo lo cual le llora a nuestra farandulera programación.

Aquí se esta en presencia de una especial contienda, donde los canales de TV abierta aspiran a que las empresas de TV por cable les paguen US$22 millones al año por retransmitir sus señales en sus parrillas o el equivalente a US$ 1 mensual por cada abonado y, esperan incluir un articulo que se los permita. Si bien la Cámara ya rechazó la obligación para los cable-operadores de tener el consentimiento de los canales de TV abierta para poder emitir sus contenidos, ya fuera con un pago de por medio o con una simple autorización, ellos esperan reponerlo en la discusión en el Senado.

El fundamento de la Anatel, la asociación de los canales de TV abierta, se basa en que más de un 50% del total del consumo de TV que hacen los abonados del cable, es para ver programación de señales abiertas. Ellos además buscan que no solo paguen los cable-operadores, también quieren “que se respeten los actuales plazos de las concesiones que rigen este mercado”. Concesiones que el Estado de Chile ha concedido a titulo gratuito desde un principio, cuando se fundó la TV con las universidades, sin pedir por ejemplo, algún arraigo territorial o porcentaje de programación que considere a las regiones y sus particularidades, como se hace en países descentralizados. Donde no se le impone a todo un país, una sola cultura nacional de origen central y de dudosa calidad, como sucede en Chile.


Lo que se viene por delante, es que tanto los canales de TV abierta (Anatel) como los cable-operadores tratarán de influir desplegando cada uno su lobby. De seguro a las regiones y sus comunidades, una vez más, ni el Chapulin Colorado podrá defenderlas.

Austral de Temuco