domingo, marzo 13, 2011

Internet nuestra de cada día

A mediados de los 90 aparece por nuestro entorno la famosa Internet, esta partió con el correo electrónico, que los gringos del Cuerpo de Paz con quienes trabajábamos en ese entonces, usaban al revés y al derecho. Desde la navegación en el mundo www hasta la eficaz búsqueda de Google y ahora, la interacción virtual via redes sociales como Facebook y Twitter, que hoy la llevan. En esos días, dimos una entretenida pelea con la ACUI Asociación Chilena de Usuarios de Internet, por la tarifa plana para que las cuentas telefónicas no fueran impedimento para navegar.

Al conocer del libro de Nicholas Carr, “Superficiales ¿Qué esta haciendo Internet con nuestras mentes?”, uno comienza a aquilatar lo que la Internet y su uso pueden llegar a ser para la humanidad y su evolución. Según Carr, está provocando el que se pierda el poder de concentración y la habilidad de pensar profundamente, con atención y por uno mismo. Así la nueva generación, “no sabrá como poner atención y no entenderá el rol de la introspección y el pensamiento contemplativo.”

Aquí cobra vigencia lo expresado por Mc Luhan, en cuanto a que los medios no son solo canales de información, también modelan el proceso del pensamiento. Como el cerebro va evolucionando, el peligro es que dejemos de usar funciones del cerebro y por ende estos recursos del cerebro, se redestinen a otros usos.

Con las pantallas y la navegación por Internet, ya no se lee de izquierda a derecha, ni de arriba hacia abajo, los saltos entre link y link pasan a ser la tónica. Incluso para muchos ya leer un libro se ha vuelto algo anticuado o superfluo, “cuando se ha aprendido a ser un cazador experimentado en Internet.” Esta alienta la multitarea, a ser rápidos y cambiar de foco de atención. Pero en el camino se pierde la habilidad de filtrar distracciones e interrupciones y, mantener la mente en una idea.

Internet es hoy lejos el medio de comunicación e información preferido que cambio todo y el cual no tiene precedentes en la historia. Y como lo expresa Carr, estamos en una fase de transición entre dos formas muy diferentes de pensamiento, dejando atrás lo que Karp denominaba, “nuestro viejo proceso lineal de pensamiento”. Que está siendo desplazado “por una nueva clase de mente que quiere y necesita recibir y diseminar información en estallidos cortos, descoordinados frecuentemente solapados, cuanto mas rápidos, mejor.”

Hoy y cada vez más, hay que estar en la última tecnología y tratar de meterse en todas las que salen. Las redes sociales son la novedad misma y muchos se resisten, pero al ver su utilidad, se suman. También hay que tener presente que estas “definen vidas más mediatizadas y expulsan elementos de uno mismo”. ¿Cuáles serán las que triunfarán en el futuro o como se decantará el tema? ¿Como nos relacionaremos con la tecnología (laptop, celular, IPad) y, hasta donde uno acepta que lo invadan?, son temas claves del futuro ya cercano. Habrá que buscar que esta no altere la esencia de uno mismo. Que sea útil pero que no nos esclavice ni atormente.

El desafío es buscar el equilibrio entre el estar siempre conectado, poder escoger lo que realmente sirve en materia de tecnología así como de aplicaciones, de modo que sirvan para un mejor desempeño profesional-laboral, que por supuesto sea compatible con una vida familiar y social, no sólo virtual, sino en lo posible presencial, que sea sana y entretenida.


Así como el pensamiento lineal fue necesario para abordar el desarrollo en la tierra, hoy quien sabe si, gracias a la Internet y al cambio que está provocando en nuestros cerebros y la interacción social de la humanidad, estamos pispando o descubriendo las bases de un nuevo pensamiento. Que nos permita activar y conocer, otras múltiples funcionalidades de nuestro cerebro, que hoy ni siquiera podemos definir. A lo mejor esto nos permite iniciar el proceso de entendimiento de la trascendencia o del desprendimiento del hombre desde lo físico hacia una mayor espiritualidad.

Austral de Temuco