domingo, enero 30, 2011

Diversidad cultural

Para que la diversidad cultural sea una real fortaleza de la Araucanía, según el Ingeniero Forestal y candidato a doctor Desiderio Millanao Antilef, ésta debiera estar relacionada con lo que sucede con las comunidades biológicas. Donde la estabilidad esta asociada al grado de diversidad del sistema, constituido por cada uno de los elementos desempeñando su rol en el logro de su objetivo, pero en conjunto además, contribuyendo a asegurar la estabilidad y sostenibilidad del sistema.
Esta eficiencia en la funcionalidad del sistema natural, debiera servir de base para la organización y estrategia de desarrollo de una región, cuya base demográfica, lo constituye la interculturalidad de su población. Sin embargo, estas fortalezas solo están latentes en la Araucanía, producto de su deterioro a través del tiempo. En dos palabras, unos se adelantaron y otros se quedaron muy atrás, produciéndose un desequilibrio en los roles, lo cual en alguna medida, explica el deterioro del sistema denominado Región de la Araucanía.
La diversidad cultural en esta condición, no ha pasado mas a allá, que una declaración de principios, sobre la cual con cierta frecuencia, se argumenta en la retórica de los actores regionales. El desafío es saber como empoderar a la sociedad de esta característica, de modo que sus beneficios se puedan hacer evidentes, en el modus operandi del territorio. De tal modo, que se le pueda dar expresión a toda la diversidad regional, representada, en el rol de cada uno de sus actores. Quienes en conjunto, contribuirán a dar sostenibilidad a la región, restaurando los equilibrios correspondientes y frente a las debilidades, podrán contribuir unidos a su superación.
Este sistema regional no esta operando, su ineficiencia ha transformado a su principal fortaleza en una amenaza, muchos de sus representantes, no están desempeñando sus roles en la dirección indicada. Esta ocurriendo, como lo explica Millanao, “una actuación descontextualizada de unos y otros, donde consciente o inconscientemente, se esta operando en función solo de objetivos particulares, sin considerar que el logro de ellos, es una resultante que también deriva de los objetivos de los otros”. Aquí algunos sacan mejor partido del sistema y, ni siquiera imaginan que su rol puede estar deteriorándolo y de pasada también, el logro de sus propios objetivos.
La diversidad cultural puede permitir desatar los nudos críticos, que obstaculizan la puesta en valor de las manifestaciones o activos regionales, entre los cuales está lo que pueden aportar las comunidades mapuche, asociadas a su entorno.
En una región marcada por la pobreza, esto debería reflejarse, en poder preparar a las comunidades para tomar mejores decisiones y adquirir una capacidad para vincularse a procesos de creación de valor, dotándolas de una mayor competitividad. Esto, no pasa por la focalización de subsidios, es algo más, es oportunidad y es competividad. Las comunidades indígenas, por sus propios medios, deben encontrar las respuestas a sus problemas, que no solo son de pobreza. Es la generación de condiciones para articularse, mediante lo cual, es posible activar las fortalezas de la diversidad y mediante las sinergias derivadas, trasformar en fortaleza todas aquellas debilidades, que han comenzado a ser parte del sistema.

La pobreza en el mundo mapuche es una realidad, agravada por el desconocimiento que la sociedad chilena tiene de sus pueblos originarios. Incluso para algunos, su “pobreza" es considerada casi una bondad cultural, con el evidente riesgo de ser tomada como una manifestación de ella. Estos prejuicios, también han contribuido a la baja valoración de la cultura mapuche. También colaboran a esto, quienes en su pretensión de atender los temas de pobreza, han usufructuado de ella, agravando una situación de dependencia, que crea el asistencialismo con que ha sido tratada.

Austral de Temuco