La nueva política
La nueva derecha,
la izquierda renovada o un nuevo estilo de hacer política. Cada cierto tiempo
escuchamos estos conceptos, que después de un tiempo nos damos cuenta que al
final de finales, son mas de lo mismo. Ojala en esta oportunidad los anuncios
de novedades y progresismo, no sea sacrificar los valores permanentes y no sea
cambiar por cambiar. Siempre es bueno saber apreciar lo que los años y la
experiencia enseñan, en aspectos como la paciencia por ejemplo donde no basta
“el aquí te las traigo Peter”.
¿Porque en política
siempre hay que mirar para la capital y las cúpulas centrales, para elegir la
corriente que nos cautive? ¿Por qué no se puede desde la base regional proponer
lo que nos diga algo a nosotros, sobre política con arraigo territorial? No
puede ser que siempre seamos de la categoría de ovejas en rebaño o seguidores,
porque los puestos de líder están reservados, para los de siempre. Algunos
dicen que por acá no hay nadie que tenga pasta, no me la creo, ni menos puede
ser así siempre.
Si se mira desde la
gestión, somos mejores que los que acostumbran a dirigirnos a control remoto
desde la capital, en cualquier ámbito. Nadie puede competir con nuestra
cercanía de la realidad y el saber donde nos aprieta el zapato. Pero no solo de
gestión vive el hombre, también se requiere relato y aquí si que nos falta,
pero es solo nuestra decisión el poder involucrarnos en aquello. De seguro
nuestro relato, si nos decidimos a construirlo, será un cuento común que nos
dirá muchas cosas y el cual deberá desafiarnos, a todos para hacerlo realidad
en un trabajo mancomunado.
Capacidad tenemos
de sobra sólo nos falta voluntad de materializarlo.
El liderazgo en
esto es clave, todos quieren seguir a alguien que sostenga firme la bandera y
que tenga claro para donde se quiere ir. Aquí los titubeos no son bien
recibidos, mas bien se necesita confiar en aquel que es capaz de contar mejor o
dar vida a “nuestro cuento”. Alguien a quien se le cree y además se está
dispuesto a seguirlo, por su entusiasmo convocante y proactivo.
Un cuento o visión
común que siendo construida por un grupo de entusiastas convencidos de poder
llevarla a cabo, también se cuiden de blindarla frente a las fuerzas típicas
del chaqueteo y la negatividad, tan propios de nuestra idiosincrasia.
En esto se requiere
la persistencia de un mono porfiado, que mientras más le peguen y lo boten, más
rápido se levante. También se debe tener el cuero duro pero nunca la cabeza
dura. Habrá que explorar mil caminos que ayuden a cumplir el objetivo y nunca
cejar en el intento, pero siempre tener flexibilidad de rumbo, para que a
medida arrecien las tormentas, se tenga la capacidad de capearlas minimizando
los daños.
La orientación y
enfoque deben ser hacia el logro de uno o dos objetivos simples que unan y que,
en el corto plazo permitan alcanzar metas volantes, al servicio de la gran
causa elegida. Estas serán las que darán la confianza futura al grupo.
Asimismo, una adecuada reflexión, tanto en el conjunto como en la soledad del
liderazgo conductor, resultan de singular importancia.
La selección y
filtro para conformar la célula base con elementos propositivos y con el cuento
comprado, permiten poner en acción un relato indestructible, con un grupo de
notables a los cuales resulte irresistible no seguir.
Todo se debe hacer
paso a paso, nunca asumir el bulto completo, como reza el dicho campechano, el
animal hay que comérselo por partes. Eso si con metas y plazos realistas, ni
muy encima que sean imposibles de cumplir ni muy lejanos que se diluya el
entusiasmo y el interés del colectivo.
Y lo más
importante, construir siempre sobre los acuerdos, es la mejor forma de
aprovechar las coincidencias y asumir con gran legitimidad, los desafíos,
proyectos e iniciativas a abordar de manera conjunta.
Austral de Temuco
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