Mediador
Mediador
El país
históricamente le ha dado la espalda al tema mapuche, éste hasta hace poco
pesaba la nada misma en la agenda pública capitalina. Sin embargo, ahora vemos
como las medidas de presión son las que mejor efecto producen. Una huelga de
hambre de quienes han hecho uso de lo violencia indiscriminada contra la
propiedad privada, sus moradores, comuneros o la autoridad pública, rinde
mayores frutos en lograr la atención de los tomadores de decisión, que los
requerimientos reales permanentes de la gran mayoría del pueblo mapuche, que en
esencia es pacifico y no aprueba la violencia.
Ya estamos
acostumbrándonos a legislar y resolver urgidos por la contingencia, con muy
pocos antecedentes y pertinencia en el tema, por parte de quienes les
corresponde decidir, en lugar de reflexionar escuchando a quienes están
viviendo la realidad y sus problemas día a día. En general, se pasa por encima
de las elites y grandes mayorías regionales incluidos los mapuche, para
escuchar y dar espacio a las solicitudes de quienes, hoy en día, han blanqueado
sus antecedentes de violencia y aprovechamiento ideológico, gracias a una
estratégica huelga de hambre. Así no vamos a solucionar nunca los problemas de
pobreza y discriminación que experimentan los mapuche y en general, del pequeño
campesino de nuestras regiones sureñas.
Sin duda, las
reformas que se deben introducir a la legislación pertinente, deben
implementarse cuanto antes y avanzar siempre en su perfeccionamiento. Pero no
hay que perder de vista que, en estos casos, con amplia cobertura mediática,
sentimental y políticamente es bien visto solidarizar con causas como las
huelgas de hambre, especialmente para determinados sectores políticos con
escasez de tribuna. Pero otra cosa distinta, es resolver sobre temas sin considerar
a los actores reales, o hacer vista gorda de la institucionalidad o adecuarla a
la pinta de la temperatura del momento que se vive, sin importar el daño que se
causa al país y especialmente a quienes viven en los territorios involucrados.
Al someterlos a medidas y leyes que solo tienen sustento en algunas mentes
iluminadas, muchas veces ideologizadas que de la realidad misma de los
problemas reales poco y nada saben, solo les interesa que impere la visión que
ellos tienen del tema.
Con esta forma de
abordar los problemas nacionales, los gobiernos se alejan cada vez más de los
ciudadanos de a pie y eso es grave, además se dan señales que no construyen,
muy por el contrario demuestran un grado de improvisación que asusta. Que
pasaría si a todos los presos por crímenes se les ocurriera hacer una huelga de
hambre para que les den un indulto o les mejoren las condiciones de las
cárceles, que como todos saben, en muchos casos, son deplorables. No es lo
mismo, dirá mas de alguien, pero resulta que hoy las señales parecen ser que se
escucha más a los que usan la violencia, en lugar de aquellos que sufren por
décadas los problemas territoriales de pobreza, las mayorías sin voz.
El estilo es
siempre el mismo, reflejado en el impacto mediático, cual tablero electrónico,
por un lado los que con su jugada maestra, obligan al gobierno a la próxima
movida y este, como es obvio, busca sacar un as bajo la manga que, le permita
salir airoso, mientras el tema este en la agenda pública. Por supuesto, antes
de que se agrave la salud de alguno de los ayunantes, cosa que de ocurrir
significa perder por goleada. Tremendo zapato chino, más aun cuando no se ha
hecho bien la pega por años. Ahora, enfrentados a los descuentos del partido,
afanosamente se apuestan las fichas a un mediador o componedor que a modo de
superhéroe ponga de acuerdo a los unos con los otros y solucione de un
paraguazo lo que en décadas no se ha tomado en cuenta. Hagan sus apuestas.
Austral de Temuco
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