domingo, septiembre 12, 2010

Mediador

Mediador

El país históricamente le ha dado la espalda al tema mapuche, éste hasta hace poco pesaba la nada misma en la agenda pública capitalina. Sin embargo, ahora vemos como las medidas de presión son las que mejor efecto producen. Una huelga de hambre de quienes han hecho uso de lo violencia indiscriminada contra la propiedad privada, sus moradores, comuneros o la autoridad pública, rinde mayores frutos en lograr la atención de los tomadores de decisión, que los requerimientos reales permanentes de la gran mayoría del pueblo mapuche, que en esencia es pacifico y no aprueba la violencia.

Ya estamos acostumbrándonos a legislar y resolver urgidos por la contingencia, con muy pocos antecedentes y pertinencia en el tema, por parte de quienes les corresponde decidir, en lugar de reflexionar escuchando a quienes están viviendo la realidad y sus problemas día a día. En general, se pasa por encima de las elites y grandes mayorías regionales incluidos los mapuche, para escuchar y dar espacio a las solicitudes de quienes, hoy en día, han blanqueado sus antecedentes de violencia y aprovechamiento ideológico, gracias a una estratégica huelga de hambre. Así no vamos a solucionar nunca los problemas de pobreza y discriminación que experimentan los mapuche y en general, del pequeño campesino de nuestras regiones sureñas.

Sin duda, las reformas que se deben introducir a la legislación pertinente, deben implementarse cuanto antes y avanzar siempre en su perfeccionamiento. Pero no hay que perder de vista que, en estos casos, con amplia cobertura mediática, sentimental y políticamente es bien visto solidarizar con causas como las huelgas de hambre, especialmente para determinados sectores políticos con escasez de tribuna. Pero otra cosa distinta, es resolver sobre temas sin considerar a los actores reales, o hacer vista gorda de la institucionalidad o adecuarla a la pinta de la temperatura del momento que se vive, sin importar el daño que se causa al país y especialmente a quienes viven en los territorios involucrados. Al someterlos a medidas y leyes que solo tienen sustento en algunas mentes iluminadas, muchas veces ideologizadas que de la realidad misma de los problemas reales poco y nada saben, solo les interesa que impere la visión que ellos tienen del tema.

Con esta forma de abordar los problemas nacionales, los gobiernos se alejan cada vez más de los ciudadanos de a pie y eso es grave, además se dan señales que no construyen, muy por el contrario demuestran un grado de improvisación que asusta. Que pasaría si a todos los presos por crímenes se les ocurriera hacer una huelga de hambre para que les den un indulto o les mejoren las condiciones de las cárceles, que como todos saben, en muchos casos, son deplorables. No es lo mismo, dirá mas de alguien, pero resulta que hoy las señales parecen ser que se escucha más a los que usan la violencia, en lugar de aquellos que sufren por décadas los problemas territoriales de pobreza, las mayorías sin voz.


El estilo es siempre el mismo, reflejado en el impacto mediático, cual tablero electrónico, por un lado los que con su jugada maestra, obligan al gobierno a la próxima movida y este, como es obvio, busca sacar un as bajo la manga que, le permita salir airoso, mientras el tema este en la agenda pública. Por supuesto, antes de que se agrave la salud de alguno de los ayunantes, cosa que de ocurrir significa perder por goleada. Tremendo zapato chino, más aun cuando no se ha hecho bien la pega por años. Ahora, enfrentados a los descuentos del partido, afanosamente se apuestan las fichas a un mediador o componedor que a modo de superhéroe ponga de acuerdo a los unos con los otros y solucione de un paraguazo lo que en décadas no se ha tomado en cuenta. Hagan sus apuestas.

Austral de Temuco