Fufa y Mufa
Fufa y Mufa
Por un buen tiempo seguirán
retumbando en nuestros oídos el waka waka sudafricano y las vuvuzelas del
mundial de fútbol, una vez más se pudo apreciar el peso de la FIFA, la famosa
organización que agrupa a las asociaciones
del fútbol asociado de 208 países, que curiosamente son más que los 192 países
que integran la ONU. Pese a que ha sido reticente a aprovechar la tecnología
para apoyar al arbitraje, usando cámaras u otros dispositivos, ha sido una
institución que ha sabido evolucionar manteniendo el atractivo y magnetismo del
deporte más importante hoy en día a nivel global. Todo esto, transformando los
campeonatos mundiales cada 4 años en un gran acontecimiento que inunda las
agendas mediáticas de casi todos los países participantes. Es el momento de
gloria de la todopoderosa organización deportiva, la que a través de su
mandamás advierte a cualquier presidente que quiera entrometerse en sus
terrenos, este año le tocó a Sarkozy y a Nigeria recibir sus “recomendaciones”.
Es como el huillín de bravo, que hace mear las gallinas y cagar los pavos. La
FIFA y el fútbol, en esto son celosos de su autonomía, tanto que ningún club,
asociación o país, puede osar llevar a la justicia algún asunto relacionado con
la actividad, de llegar a hacerlo le caen las penas del infierno y
eventualmente hasta la expulsión del país. Haciendo un parangón, se podría
decir que es la religión moderna, con su respectivo Papa Joseph Blatter. Por
eso cuando alguien sale trasquilado en alguna justa deportiva o de cualquier tipo,
con algún cobro injusto, escucha de inmediato la expresión “a llorar a la
FIFA”.
Sin duda, algo de esta replica se
vivió con el episodio de la recepción en la Moneda del equipo en Chile, los
celos de Mayne Nichols por una invitación anticipada por la prensa, así como el
frío o descortés, para otros, saludo de Bielsa a las autoridades de gobierno,
son una muestra de aquello. El fútbol cada 4 años vive su momento de gloria y
cuida su feudo de eventuales aprovechamientos políticos o quizás también, busca
cobrarse viejas cuentas dirigenciales, vaya a saber uno.
Sin embargo, el poder y
legitimidad que ha ido ganando, lo ha conseguido porque como difusora y
protectora de la actividad, ha cuidado que se mantenga la entretención,
permitiendo además que funcione la democracia de una manera especial, donde un
chico de población marginal gracias al fútbol puede llegar a la cúspide
socioeconómica, cosa que ni la educación logra en muchos países. Esta claro que
a los Equipos con mayúscula les va mejor que a los que se basan sólo en sus
individualidades. También da lecciones a los grandilocuentes y arrogantes,
dejándolos a medio camino, así como premia a los esforzados permitiendo que el
chico algunas veces le pueda ganar al más grande. Que mejor, son lecciones de vida
que, se valoran por igual a todo nivel y en cualquier lugar de la tierra.
Varios mundiales atrás reunidos
un grupo de amigos frente a la TV, entre partidos inventábamos distintos
campeonatos de juegos de salón que los regulábamos bajo la tutela de la FUFA,
parodiando a la FIFA, lo pasábamos de película y a veces hasta se nos olvidaba
ver los partidos, de tan entretenidos que estábamos. En este mundial no ha sido
posible porque nuestra “flamante” televisora nacional TVN, se le ocurrió hacer
un mejor negocio entregando gran parte de los partidos a un operador de cable y
el que no lo tenía, sonate pronobis. Las transmisiones en diferido con el
alharaco de Solabarrieta gritando estridentemente los goles de cualquier país
como si fuera hincha, hacen que la rabia se transforme en furia. Bien vale la gran mufa que se ha estado
manifestando en las distintas redes sociales a TVN por el flaco favor que le ha
provocado a su teleaudiencia, lo cual sin duda le significará que se deteriore
su imagen de marca.
Diego Benavente Millán
Diario Austral Temuco
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