Idiosincrasia centralista
Idiosincrasia
centralista
Hay
hitos que remueven las estructuras y las inercias, recientemente hemos vivido
dos muy potentes que, más encima, se han acoplado casi en resonancia. En primer
lugar, un mega-terremoto con tsunami cuyo desastre abarcó a la costa y
ciudades, en una extensión de más de 400 km. del país, en su parte más
habitada. Lo que resulta, por el impacto de los sismos, ser tremendamente
regresivo, ya que les pega mucho más fuerte a los que menos tienen. En segundo
lugar, un mega-cambio de gobierno con una alternancia en el poder, que ocurre
después de 20 años de una coalición, que es reemplazada por otra de signo
totalmente distinto.
A
lo anterior y como parte de nuestro inventario, cabe agregar el centralismo
imperante en el país, que más que una imposición del centro sobre nosotros los
habitantes de regiones, es una idiosincrasia centralista muy propia nuestra,
grabada a fuego en nuestra forma de ser, habitantes provincianos muy obedientes
de los referentes nacionales y capitalinos. Se nos ha educado así y seguimos
educando a nuestros hijos, de la misma forma, incluso mandándolos a la capital.
Somos
centralistas hasta la medula, le rendimos pleitesía a las estructuras
capitalinas de todo orden y cuando construimos algo nuestro, nos cuesta creernos
el cuento. Muy luego aparecen los críticos, o aquellos que se arrancan con los
tarros y se la juegan por la libre, echando al tacho lo andado, con gran
esfuerzo por el colectivo regional. Esta dinámica ha sido la misma durante toda
la historia nacional, desde la relación con el virrey y las provincias de
antaño, hasta las regiones de hoy. En todas partes se cuecen habas. Así es muy
difícil y desgastante el poder construir.
El
que no se tenga aún autoridades regionales elegidas, hace que en distintas
oportunidades algunos se la jueguen por su cuenta, confiando en que su hebra que
lo une a la trenza capitalina de autoridades correspondiente, sea de las más
tirantes y por ende, la más resistente para tironear con fuerza y así conseguir
lo que se anhela y añora. Con esto se destruye la confianza regional, que tanto
cuesta construir en territorios tan disminuidos en sus oportunidades,
decisiones y recursos. Se desvanecen los liderazgos regionales y el juego
vuelve a ser, como siempre, de suma cero. Aquí por lo general el único que
gana, es el centralismo y sus promotores. Con ellos, no hay que equivocarse,
son pocos pero muy bien ubicados y aplican coordinada y transversalmente, la
vieja y famosa doctrina del dividir para reinar.
Averiguar
de donde nace esta admiración por lo central y capitalino, esta idiosincrasia
centralista, puede ser útil para avanzar en su superación. Sin embargo, en esto
lo importante es no perder de vista lo esencial, cual es el que la “unión hace
la fuerza” y el resultado que obtienen sociedades que lo practican y respetan a
lo largo de su historia, se traduce en capital social, confianza mutua y por
ende, crecimiento y desarrollo. Esto, les permite entender que en todo,
dependen unos de otros y que no sólo existe el progreso individual. Para
avanzar en pos de aquello, se hace necesario, primero que nada, trabajar
arduamente en poder superar las diferencias y desigualdades, creando las
condiciones que lo permitan y segundo, mantener una sólida mancomunión de la
sociedad regional, en pos de las metas y sueños que se propongan su gente, sus
elites y sus líderes.
Austral de Temuco
La Prensa Austral de Punta Arenas (28 ene 2011)
El Centro de Talca (01 mar 2011)
Austral de Temuco
La Prensa Austral de Punta Arenas (28 ene 2011)
El Centro de Talca (01 mar 2011)
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