Izquierda, empresa y transición
Izquierda,
empresa y transición
El tiempo transcurrido y los procesos
experimentados, el último medio siglo, permiten hacer un análisis sobre Chile y
el rol de dos actores claves, los empresarios y la izquierda. Que del perro al
gato, han pasado, desde una aceptación forzada, a una franca convivencia con
altibajos, pero convivencia al fin. Este proceso lo describía Carlos Ominami, en
julio del 97 a una revista, “ha habido un cambio muy de fondo en este país, y
creo que el sector empresarial ha hecho una contribución de gran envergadura.
Eso hay que reconocerlo y eso nos obliga a relacionarnos con el sector
empresarial de un modo distinto. Antes no respetábamos a esa derecha económica
raquítica, rentista, que vivía haciendo antesala en los ministerios para conseguir
prebendas.”
No todos creen que
se hayan superado los estereotipos y divisiones, como lo manifiesta el
empresario Nicolás Abumohor, en marzo del 2002: “este país está en una posición
privilegiada, pero en vez de gozar lo que tenemos estamos peleando todo el
tiempo. Nadie habla de las montañas, las playas, el desierto o la naturaleza,
sino que estamos odiosos y preocupados sólo de lo que nos divide. Basta ver las
noticias para darse cuenta que únicamente se muestra lo negativo. El país está
dividido.” Sin duda, las divisiones del pasado para algunos se mantienen
latentes y afloran bajo distintas formas y circunstancias.
Nuestras elites capitalinas están marcadas por
el pasado y lo manifiestan en sus visiones, una muestra son las opiniones
respecto al quiebre del 73. El columnista Héctor Soto, en diciembre 2006 lo
caracterizaba de la siguiente forma: “No es fácil tragarse que Pinochet haya
hecho en Chile muchas de las transformaciones que distintos prohombres de
parsimonia y con mayor estatura republicana nunca hicieron. Pero es la verdad.
Fue él quien las hizo. Y perduraron a pesar de lo que él represento”. Y si nos
trasladamos de vereda, casi un año después en el mismo medio, Gonzalo Vial
Correa lo expresaba así, “suena a paradoja, pero lo cierto es que la dictadura
nos legó un Estado de derecho en torno al cual se ha articulado tanto el
consenso político como económico que caracteriza este período. Es molesto
decirlo, pero tenemos democracia porque la dictadura lo quiso.”
Asimismo los extranjeros, siempre aprecian
mejor o intuyen con mayor claridad nuestros logros y lo que aun tenemos
pendiente. Así Mario Vargas Llosa, en junio de 2009, comentando el desafío
electoral presidencial que enfrentaba Chile ese año, dejaba ver su admiración
por lo que nuestro país había logrado con su democracia, al expresar: “¿no es
maravilloso que en América latina podamos decir de un país como Chile que ni
importa quien gane las elecciones? ¿Qué es lo que va a cambiar? Quizás cosas
pequeñitas, pero lo fundamental no cambiará.” Por otro lado, el reconocido
economista y profesor de Harvard Michael Porter, en junio 2008, nos aterrizaba haciendo ver nuestras tareas
pendientes, expresando: “el modelo económico que ha llevado al país hasta donde
está hoy necesita adecuarse y mejorarse en forma significativa.” El dormirse en
los laureles y no hacer las tareas oportunamente nos ha pasado la cuenta, esto
puede ser en parte porque mucha gente de izquierda, creía y sigue creyendo que
los problemas sólo se resuelven aumentando el gasto fiscal y no le dieron la
importancia que se debe, a una gestión eficiente y al perfeccionamiento del
sistema. En una sabia autocrítica, Oscar Guillermo Garretón, en julio de este
año lo declaraba a un matutino, “la Concertación pasó de ser una alternativa de
cambio a convertirse en representante del status quo. Perdió porque producía
historia en vez de futuro”.
Austral de Temuco
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