¡Son las regiones, estúpido!
Los
recientes hechos acaecidos producto de la aprobación del estudio de impacto
ambiental de la empresa HidroAysen, para construir 5 centrales en las cuencas
de los ríos Baker y Pascua, de manera similar a lo ocurrido con Barrancones o
con la Crisis del Gas en Magallanes, dejan en evidencia los nudos críticos que presenta
la institucionalidad: visión centralizada nacional v/s escasas decisiones
locales, ausencia de una política energética que oriente a largo plazo y el no
tener claro qué se quiere conservar y a qué costo. Estas situaciones y muchas otras
experimentadas en los gobiernos anteriores, han contribuido a carcomer el
prestigio de nuestra política y a desnudar las falencias que nos impone un
sistema muy centralizado.
En la campaña del 92, donde fue elegido
presidente Bill Clinton, cuando se le preguntó ¿cual era el punto más
importante de la campaña?, el respondió ¡Es la economía, estúpido! vs. Bush padre que creía que el sentimiento
nacionalista lo reeligiría. Haciendo un paralelo, entre la frase de Clinton y, buscando un
denominador común en todas estas situaciones, la respuesta que salta con
naturalidad es, ¡Son las regiones estúpido!
Son las regiones y sus comunidades, las
que están siendo pasadas a llevar. Son las regiones que, si bien son la mayoría
nacional, no cuentan para la toma de decisiones relevantes de su desarrollo
futuro. Son las regiones, las que no eligen a sus autoridades, estas por el
contrario son designadas por el nivel central y en tal condición, se les exige
tener la independencia para decidir en temas ambientales, nadie puede. Son las
regiones, las que deben aceptar la imposición de parlamentarios afuerinos y
megaproyectos que muchas veces, no dejan ni uno en el territorio.
Creer y practicar descentralizadamente la democracia, en todo lugar y no solo para las elecciones, es un tema en el cual nuestra institucionalidad hace agua hace rato. Mario Waissbluth de Educación 2020, lo describe así, “la hipercentralización del país, asociada a la concentración del poder político, económico y social, ha llegado a extremos insostenibles. Las decisiones se adoptan en la capital incluyendo la selección de los candidatos a parlamentarios y a alcaldes de todo el país, sin la menor consideración por la opinión de los habitantes del resto del territorio.
Tampoco se escuchan, en ninguna bancada del Congreso, grandes clamores descentralizadores.”
Por su parte, Sergio Melnick pone el dedo en la herida, al comentar sobre la descentralización y el
doble rol de los actores clave, “no hay político que no se declare
regionalista. No hay un solo gobierno en los últimos 25 años que haya hecho
algo relevante.” El futurólogo mas adelante vaticina, “si no hacemos un
esfuerzo serio en el tema de la regionalización y descentralización, no hay
posibilidad alguna de alcanzar el desarrollo.”
El ahorro energético, HidroAysén, el desarrollo de las ERNC
(Energías Renovables No Convencionales) y la cacha de la espada, no son el tema
de fondo, el asunto fundamental como ya se ha enunciado, es si el país
director, es decir Santiago y sus elites, están dispuestos a compartir el
camino y las decisiones con la gente de regiones. De modo que las soluciones
que se busquen, no solo tengan por fin satisfacer los intereses de las grandes
empresas y sus megaproyectos, sino también el de las comunidades territoriales
involucradas, que empoderadas por la institucionalidad, dotadas de las
autonomías necesarias y con capacidad de elegir popularmente a sus autoridades,
puedan defenderse por si solas.
La Prensa Austral de Punta Arenas
Austral de Temuco (15 may 2011)
Austral de Temuco (15 may 2011)
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