Como antes, todo mal
Al analizar los últimos dos
partidos de la selección, el contraste puede nublar el análisis, ya que los
primeros 20 minutos con Argentina, no tienen nada que ver con el primer partido
con Ecuador y el baile que nos dieron. Como una golondrina no hace verano, la
conclusión natural es que volvimos a ser un equipo de potreros, del sube y
baja. Se acabo la constante metódica del juego colectivo, a todo ritmo y en
velocidad pero con precisión y cuidando la pelota. Ya sea de local como de visita.
Esta de regreso el juego lento, el recibir la pelota estáticos, el pase hacia
atrás, el hacer tiempo, cuando todavía no se tiene nada. Amontonados en el
campo propio como era antes. Y los resultados igual de malos que en el pasado,
pases imprecisos sin destino y un gran porcentaje con entrega al adversario.
Hemos vuelto a especular en la
cancha. Con un solo delantero adelante y jugando la pelota a la chuña, nadie
puede, ese futbol de las cavernas ya feneció, pero nadie le aviso a Borghi ni
al “Pillo” Vera. Ni el apelativo de este último, puesto en la banca, nos salvo.
No cachamos ni una, pero que se puede esperar de un equipo que no entrena
rigurosamente, con Bielsa era otra cosa. Se echa de menos la disciplina y la
rigurosidad, adentro y afuera de la cancha.
La maquina roja que instauró el
Profe Bielsa ya no existe, la cambiamos por un desequipo, que despeja sin
precisión y donde un jugador expulsado por un patadón, al retirarse es
palmoteado por el preparador físico, en lugar de ser reprendido. Un arquero
jugando sólo, ataja un penal y nadie corre a proteger el arco. Se perdió la
tremenda base estratégico-colectiva que habíamos ganado como equipo de
selección, porque se supone que esos son, una selección de los mejores. Se nos
acabo el vuelito que nos dejó Bielsa, duró como un par de partidos. Volvimos al
Chile que a nadie le gusta, que ahuyenta a la gente del estadio.
Sin duda, Jadue, Yuraseck, Ruiz Tagle y compañía, ya lo tienen mas que
claro, son los responsables de que el
país se farreara un gran equipo y un mejor proceso. Ese que convirtió a un
grupo de jugadores, por los que nadie daba un peso por ellos en una selección
de excelencia, con puro trabajo intenso y disciplina, entrenando incluso bajo
la lluvia, hoy si llueve los entrenamientos se suspenden. De un huascazo se
tiro por la borda un gran trabajo, que había conseguido darle agresividad y
velocidad al futbol chileno, por el contrario, lo cambiamos por el viejo y
conocido esquema especulador y defensivo. Cambiamos el planteamiento ordenado y
estratégico, por la improvisación sin ningún orden, ¡juguemos no mas cabros!
Con esto volvieron a campear la falta de confianza, los titubeos y los
desaciertos. Atrás quedo el juego en velocidad, articulado y con gran
precisión. De seguir así, nuestra selección valdrá huevo para la próxima
negociación con los auspiciadores oficiales, si es que no se retiran antes, la
gente ya lo está haciendo.
Para que un equipo chileno
funcione bien y pueda tener resultados internacionales, como los tuvo la
selección y ha tenido la U. de Chile, por ejemplo, es ser en extremo
disciplinados estratégicamente. Bielsa en este sentido nos enseño que todo
dependía de nosotros y aunque perdiéramos, todos quedabamos conformes por la
entrega desbordante, el orden táctico y el gran esfuerzo desplegado en la
cancha, que impresionaba a medio mundo. ¿Alguien ha visto algo de esto en los
últimos partidos de nuestra selección?
Ahora hay que cruzar los dedos
para que alguna de las individualidades nos pueda salvar de la debacle, porque
lo colectivo ya se funó. Incluso nos ganan con goles de corner al primer palo y
además estamos volviendo a los records de expulsiones por codazos y trancazos
desmedidos. Como antes, todo mal.
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