viernes, septiembre 19, 2014

Reflexión dieciochera

Para no andar de tumbo en tumbo, ya que así no nos funcionará la cosa, es necesario aprender a hacer las cosas bien y sacar lecciones de las experiencias políticas fallidas.

Por ejemplo, al cambiar entre los distintos gobiernos, se debiera tener un traslape a nivel de los ministros de Hacienda de manera similar a como ocurre con la independencia y transversalidad del Banco Central, incluso se le podría encargar a esta entidad asumir determinados roles. Con lo cual, se podría asegurar el traspaso fidedigno de las cifras macroeconómicas claves, con la responsabilidad que amerita para concordar los supuestos que fundan las futuras definiciones estratégicas que debe tomar el gobierno que asume. La idea, entre otros, es asegurar un lenguaje técnico base que evite las dobles interpretaciones y que permita hacer lo mejor que requiere la economía del país. Así el objetivo sería asegurar su buena marcha y el que las medidas y definiciones a implementar, por quien abandona el gobierno, no alteren la pauta del que viene y que tiene que asumir,  con datos como por ejemplo la estimación de la tasa crecimiento que además define el presupuesto (más o menos expansivo) y otros supuestos, que deberá usar el gobierno que asume, en dos palabras, buscar el que nadie esconda la pelota.

Otra de nuestras características, es la simplificación que se comete al extrapolar los resultados de encuestas cual regla de tres, al compararlos o hacerlos equivalentes a los resultados electorales de la última contienda, lo que representa una simplificación muy grosera. Las encuestas no son mas que una foto del momento y con todas las limitaciones e impulsividad que la contingencia induce o significa, frente a la “encuesta electoral” donde el ciudadano se aproxima a través de una posición mucho más reflexiva.

Hoy en día con el proceso que experimenta el país, para algunos se está cambiando de ciclo, para otros, se está frente a la típica oscilación del péndulo, desde una gestión financiera económica mas empresarial, ahora hacia otra más centrada en lo político. La adhesión de ayer al modelo es similar a lo que algunos ahora exhiben hacia el programa. Pero esto, en ningún caso, debiera implicar que se tenga que perder o cambiar todo lo ganado, si seguimos así como país, vamos a andar a puros chicotazos.

Asimismo, cuando se priorizan más las herramientas que los objetivos esenciales, se comete el error de sacrificar efectividad en el avance de los cambios y su internalización en la sociedad. Y si además se descuida el lenguaje usando términos poco amigables y duros, se produce un doble impacto negativo y además regresivo. Con esto se le hace un favor a los detractores dejándoles en bandeja los espacios y argumentos para rebatir con comodidad, dejando en un segundo plano a los objetivos base.

También falta visión de estado cuando unos critican a un ex presidente opinar sobre la marcha económica del país y al frente, se mira para el lado cuando otro ex presidente mas cercano, acusa la falta de decisión política para asumir y concretar los grandes desafíos nacionales.
Se ha hecho una costumbre, hacer publicaciones o insertos institucionales en los medios con la foto de la autoridad principal destacada o exhibida en distintos ángulos en lugar de mostrar o privilegiar los logros colectivos institucionales o a los equipos que los hacen posible. Este culto a la autoridad se ha venido arrastrando desde una época en que la jerarquía del gobierno se destacaba en demasía y, donde imperaban quienes doraban la píldora y le decían al jefe que era el más forzudo o más buenmozo.


Como alguien dijo por ahí, por un lado, no sólo tenemos el derecho sino el deber de cambiar de opinión, sino por otro, también el asumir los errores y enfrentarlos cambiando nuestras conductas.

La Prensa Austral de Punta Arenas
(Reflexión post 18) El Centro de Talca (26 sep 2014)
Austral de Temuco (20 sep 2014)