domingo, noviembre 19, 2006

Chacabuco

Chacabuco

La última tragedia que afectó al Ejército producto del fatal accidente que costo la vida a gran parte de la banda instrumental del regimiento Chacabuco de Concepción, al despeñarse el bus en que viajaban en el puente Quelen Quelen sobre río Tucapel, a 8 km de Cañete y en camino a homenajear a la ciudad en su aniversario, nos impacto sobremanera. El recuerdo de nuestro paso por sus cuarteles como conscripto haciendo el servicio militar el año 1971, se hace más vivo con el dolor por la tragedia experimentada y hace que vuelvan a nuestro recuerdo los acordes de aquel himno institucional: “Paso al regimiento hijos de la gloria, paso al Chacabuco que marcha a la lid, paso al Chacabuco que va la victoria, pues sabe tan solo vencer o morir…”.

Sin duda estos valientes soldados dejaron muy en alto el espíritu del regimiento y honraron lo que reza el himno, así como el juramento militar y a su bandera, cumpliendo con el deber de estar en tantas jornadas engalanando ceremonias con su música y marchas, apoyando a las comunidades locales mas apartadas. Esta es una labor noble del Ejército y sin duda muy poco difundida, pero muy valorada por quienes viven alejados de los centros urbanos mas presentes en la noticia diaria.

Son múltiples los recuerdos que se nos vienen a la mente de nuestra época en el Chacabuco, donde juramos la bandera junto a un grupo de estudiantes que aprendió a conocer y querer a su regimiento, siempre acompañados con la música de los ensayos de la gran banda, la que tocaba mientras hacíamos punta y codo o estábamos de imaginaria. Parte de la letra del himno chacabucano se presta como un postrer homenaje a estos valerosos y dedicados militares-músicos: “Ante el estandarte de la patria entera se nublan los ojos de amor y valor, por eso es que nunca se arrió la bandera, no de arriarse nunca mientras viva yo”.


Diego J. Benavente Millán