martes, diciembre 03, 2002

Corrupción

(Austral Temuco 3 diciembre 2002)

Bajo un enfoque de ver oportunidades en lugar de problemas y coincidiendo con el presidente de Transaprencia Internacional - Chile, abogado Luis Bates, los casos de corrupción política hoy en día ventilados por la prensa, representan una oportunidad de oro, para transparentar lo que está oculto, así como también para modernizar el Estado. Es hora de dejar entrar la luz y el aire en los vericuetos del poder, entre otros eliminando la doble dependencia de los funcionarios públicos designados por cuoteo político y regular la “puerta giratoria” de aquellos que pasan de la función pública al sector privado, evitando el que puedan aprovecharse de esta situación. Para los parlamentarios y autoridades públicas, no basta una ley de probidad, donde manifiesten sus intereses y en la cual algunos siempre se les queda algo afuera. Mas bien se requiere una declaración de bienes sobre los patrimonios y porque no, para los parlamentarios instaurar el fideicomiso ciego, que permite que un tercero administre sus bienes mientras estos desempeñen su cargo legislativo. La mujer del Cesar no solo debe ser honrada.

Según el historiador Gonzalo Vial en Chile históricamente ha habido mucha corrupción, “desde el momento en que el año 1891 empezó a gobernar una sola clase, que no tuvo contrapeso durante 30 años, era absolutamente imposible que no viniera la corrupción.” La modernización del Estado, no sólo es necesaria en lo económico, político-tecnico y social, esta necesariamente debe ir asociada a una descentralización en todos los aspectos, especialmente en lo referido a la toma de decisiones asociada a cada territorio. De otra forma, no existirán los contrapesos con comunidades regionales, con grados crecientes de autonomía, capaces de terminar con la corrupción que provoca la excesiva concentración del poder en algunos pocos muy bien ubicados.

Sin descentralización efectiva, se producen medidas como la reciente autorización de la Corema. Esta permitirá agregar a las 52 mil hás que actualmente tiene Santiago otras 30 mil, lo que abre espacio para otros dos millones de santiaguinos, lo cual ni siquiera es justo en el esquema concentrador actual, donde la repartija sigue siendo entre muy pocos y los mismos de siempre.